CONTENIDO LITERAL

("Seis", comentario de Manuel Díez Román. Derechos de autor 1997, Manuel Díez Román)

Cuando realicé la reseña de la primera obra de este joven autor, Pastores de estrellas (segundo volumen de esta misma colección), la concluí señalando a Daniel como una de las más firmes promesas del género fantástico en España. Tras leer Seis, novela finalista en el Premio UPC de 1994, puedo decir que la promesa se ha convertido en realidad.
En esta novela se nos muestra, inicialmente, una visión idílica de la infancia, el sueño dorado de todo niño: estar libres del férreo control de los adultos, jugar hasta cansarse, comer lo que se quiera, no asistir a la escuela, etc. Todo perfecto. ¿Qué niño en estas condiciones, y conociendo tan sólo el mundo de los adultos a través de las películas, querría crecer? Y este es el quid de la obra: el sueño de la eterna infancia, el ideal de una vida plácida y sin responsabilidades en el marco de un largo viaje estelar hacia un supuesto paraíso, el mundo de Nunca Jamás.
Claro que este ambiente aparentemente idílico no es tal en el fondo. Peter, un líder nato, domina y controla las energías de los niños con la ayuda de Wendy, la única que sabe leer y por tanto es depositaria de los conocimientos de los libros que dicen a los críos lo que deben hacer. Pero en este mundo de risas continuas, acecha un elemento discordante. Se trata de Jay, un niño que, incomprensiblemente, ha crecido y es el único adulto. Representa lo desconocido, lo extraño, es una amenaza para el bienestar del grupo por las dudas que plantea, así que se convierte en un proscrito, odiado y temido por los niños. Jay secuestra a una niña y toma temporalmente el mando, lo que desatará graves consecuencias. Hay peleas, muertes, sufrimiento. Que los chavales no sean adultos no presupone que sean unos santos, y la envidia, la malicia y el egoísmo también aparecen. Una serie de circunstancias hacen dudar, y sobre todo recordar, a Alicia, hasta que descubre que ella también sabía leer. Eso le permite desentrañar los misterios descritos en los cuadernos que atesora Wendy. Tal vez el mundo de Nunca Jamás sea algo m s que una simple leyenda de niños.
El uso inteligente de la figura del narrador, el estilo ora simpático, ora burlón, inocente en ocasiones, intenta transmitirnos la sensibilidad de los niños, nos muestra su simple visión (a veces no tan simple) de las cosas y el mundo que les rodea. Se pueden encontrar reminiscencias de El señor de las moscas, de William Golding, y también de La nave estelar de Brian Aldiss, una mezcla cuando menos apasionante.
Completa este volumen el relato largo "Adán", en el que vemos los problemas religiosos y de orden moral que crea la supuesta autoconciencia de una Inteligencia Artificial, que en principio únicamente debe regir el control del tráfico del planeta. Dos religiosos van a visitar a la IA a la corporación que la creó, a la manera de los antiguos inquisidores, con el objetivo de descubrir si dicha máquina tiene realmente alma, y de esa forma el hombre ha usurpado el puesto a Dios como creador de vida. Además, el problema teológico y la convulsión que ello produce se ve aderezado con las tensiones por el poder en la propia compañía (atención a los nombres de los personajes, realmente definitorios y concluyentes para la trama) que acabarán precipitando los acontecimientos.
Es un relato de planteamientos inteligentes, bien estructurado, con personajes dominados por sus dudas, el pragmatismo o el rencor, concediendo a la trama un aire dinámico y manteniendo el suspense, teñido de fatalismo, hasta el final.
Con este volumen de Daniel Mares la colección Espiral Ciencia Ficción recupera el buen tono que había perdido en números anteriores y que, lógicamente, confiamos que mantenga. De hecho, Seis es la mejor obra publicada hasta ahora en esta colección. Daniel es un valor en alza en la CF española, con un estilo sobrio y una capacidad sorprendente para tratar la CF desde una perspectiva nueva, con un alto nivel de calidad.
Una lectura realmente recomendable para conocer los nuevos vientos que soplan en el género fantástico de este país. Ahora basta desear que la aparición de un tercer libro de Daniel Mares no tarde en exceso.