CONTENIDO LITERAL

("Premio UPC 1996", comentario de Salvador Huete Pereira. Derechos de autor 1997, Salvador Huete Pereira)

Nos encontramos ante un nuevo premio de la Universidad Politécnica de Barcelona, un galardón que está acaparando el interés internacional, dado el gran número de originales que recibe el jurado en diversos idiomas. De aquí en adelante sin duda logrará aumentarlos, pues aunque el nivel de las obras es muy elevado, no por ello se ha de entender que los autores que se presentan son lo que podríamos denominar "consagrados". En esta convocatoria, y desde un punto de vista general, se puede afirmar que en el jurado ha predominado, a la hora de otorgar los premios, el carácter social de las novelas, extremo este que se podrá constatar al hacer un breve balance de cada una de ellas.
Carlos Gardini, con la obra ganadora Los ojos de un dios en celo, aborda en un futuro no muy lejano la posibilidad de una derivación social de clases, en un ambiente marcado por la información y en el marco de un concepto muy original: La Urdimbre, "esa ciudad virtual donde todos podrían vivir sin abarrotamiento". Una idea muy atractiva de lo que puede ser la realidad virtual, mediatizada por la red de redes, y en el que predominaría la información despersonalizada. En ella habita Mara, una antropóloga cuya misión es estudiar de una forma muy directa la actividad de Ucan, jefe de una tribu escindida de la civilización que ha vuelto al misticismo primitivo y busca su tierra prometida. La historia es muy absorbente y aborda el tema polémico típico de la antropología, la licitud y conveniencia de intervenir -en este caso hasta mentalmente- en la persona o grupo social estudiado.
Tiene momentos brillantes y se atreve incluso en abordar temas de alcance:

"¿Y qué es la civilización, a fin de cuentas? Sentarse ante una pantalla y entablar una estúpida conversación con Anwar, que había tenido "arduo día de trabajo" en Malasia. Calentar una pizza en el microondas y beber una cerveza helada. Hacer el amor sin miedo al embarazo o la lapidación. La posibilidad de recorrer la Urdimbre buscando imágenes renacentistas, datos sobre la importación de armas portuguesas en el Japón feudal o el colapso de la economía soviética en el siglo XX. Pedir que la máquina recitara Góngora o Garcilaso y comunicarse con especialistas para aclarar las dudas. No, no podía ser sólo eso. La civilización debía consistir en crearse un destino."
Hélice, mención especial del jurado, es en cambio una historia muy emotiva, pero más rigurosa en el campo científico, pues aborda la ingeniería genética, tema que a algunos nos parecerá de difícil comprensión y que incide en el aspecto siempre candente del estudio del ADN. El inquietante Doctor Klimus es el paradigma del científico obsesionado con sus experimentos, capaz de las más inverosímiles acciones con tal de obtener fama y poder, siendo el protagonista, Pierre Tardivel, un héroe trágico que asume el destino de una enfermedad incurable y que será víctima del Doctor Klimus en una parte de la novela verdaderamente sorprendente y que mantiene el interés por la narración hasta el final.

Dar de comer el sediento, novela finalista incluida expresamente en este volumen, es una de las pocas ocasiones que tenemos los aficionados de abordar una historia humorística. Sin alcanzar quizás las cotas de un Javier Negrete, consigue ofrecernos una historia divertida, en el que un profesor universitario con ínfulas de escritor aborda una novela con la ayuda de un procesador de textos inteligente, pero a la vez sarcástico y mordaz que irá desmenuzando una historia de fantasía Épica con un lenguaje muy lovecraftiano y pendiente siempre de los acontecimientos personales de su autor. Se lee fácilmente y consigue mantener la atención del lector en unas imaginativas conversaciones en las que intervienen virus y antivirus, uno con lenguaje procaz e incorrecto, el otro lleno de caballerosidad y distinción. Lo único achacable sería el no haber aprovechado la ocasión para desarrollar más la idea, una idea de la que se pueden obtener argumentos muy interesantes y de los que hacen pensar.

Cena recalentada, mención reservada a los miembros de la UPC, puede ser considerada a pesar de su argumento como más actual, más cercana, y quizás por ello la que los no aficionados a la Ciencia Ficción leerían con más gusto. Aborda la realidad virtual, tal y como engañosamente los medios de comunicación nos han pronosticado y que, aunque muy posible, está pendiente de un amplio desarrollo y experimentación. Cómo sería la actividad personal y social si el mundo virtual fuera verdaderamente un mundo paralelo, con sus ciudades, objetos, ocupaciones y amistades preconcebidas, nos hace plantearnos el inquietante engaño a que nos puede hacer llegar. De forma muy original, se plantea en un punto de la narración la actuación de un virus en este medio y sus repercusiones alucinantes en las personas.