CONTENIDO LITERAL

("Apollo 13", comentario de Armando Boix. Derechos de autor 1995, Armando Boix)

"Houston, tenemos un problema". Con estas palabras se inició uno de las peores desastres de la historia de la astronáutica, convertido hoy, por obra y gracia de Hollywood, en un magnífico triunfo, un canto épico a la colaboración y el ingenio humano. Si con La carga de la Brigada Ligera o Murieron con las botas puestas fueron capaces de hacernos parecer gloriosa la más absoluta incompetencia militar, no es de extrañar que los guionistas volvieran la vista hacia este fracaso de la NASA, que mantuvo en vilo a los norteamericanos y acabaría por saldarse con un apurado, pero triunfal, regreso.
A Ron Howard, su director, pese a una filmografía discutible, no se le puede negar la pericia para dotar de dinamismo sus películas, como sucede en Llamaradas, donde consigue animar un elemento como el fuego con toda una personalidad, casi animal. En ésta ocasión ha tenido que echar mano a todos sus recursos, pues la tarea con la que se enfrentaba no era fácil: narrarnos durante más de dos horas, sin aburrir, las peripecias de tres tipos en una lata de pocos metros tiene su mérito. Para conseguirlo combina la acción en el interior de la nave "Apollo" con el trabajo de técnicos y controladores para encontrar soluciones a sus problemas, aderezado todo con los inevitables toques emotivos, en forma de preocupados familiares que observan atónitos cómo una misión considerada rutinaria acaba por convertirse en una trampa mortal.
No hay que esperar, sin embargo, grandes alardes de realización y montaje. Su factura es puramente funcional, con sólo algunos movimientos de cámara inusuales que sirven para agilizar unas situaciones fundamentalmente pasivas. Es cine de gran espectáculo, dirigido a todos los públicos, sin complicaciones; una narración lineal, clásica, de aparente sencillez. Sigue la máxima aprendida de generaciones de artesanos cinematográficos de que, una vez acabado el edificio, no han de descubrirse las vigas que lo sostienen. Con todo y usar la misma sintaxis, Howard no es John Ford, ni siquiera consigue la brillantez coreográfica de un Spielberg; por más que logra empaquetar un producto de perfecto acabado.
En absoluto encuentro justificados los duros comentarios que muchos críticos han dirigido a Apollo 13. Tal vez sea una película para consumo rápido e igual rápido olvido, quizá contenga elementos que para algunos resultarán irritantes por demasiado "americanos"... También ofrece un honesto entretenimiento muy de agradecer, tras la caterva de productos insulsos y aburridos que han llenado las pantallas durante todo el verano. Y si, como a mí, al espectador le fascina el espacio y la astronáutica, seguro que saldrá del cine satisfecho.