Segunda novela que escribiera el autor francés bajo el seudónimo de Stefan Wul, y cuya popularidad aumentó al servir una de ellas como base del hace unos años popular film de dibujos animados El planeta salvaje. Pero en realidad Wul no supera la general mediocridad y atonía que suele ser la norma básica de casi todos los autores galos, ideas más o menos interesantes llevadas con bien escasa fuerza y mejores intenciones que resultados. En Niork se nos presenta una Tierra post-cataclismo a miles de años en el futuro cuando los océanos se han desecado ya y una tribu de salvajes supervivientes junto con pulpos mutantes campan por lo que antes fueran las orillas del Atlántico. Cuando la caza se termina allí se dirigen hacia Niork (lo que antes fuera Nueva York), lugar al que sólo llegará el marginado de 1a tribu, un niño negro acompañado de un oso al que ha domesticado. El niño, tras atiborrarse de cerebros de pulpo mutantes, se convierte en un super-super-super-genio, fase esta de la novela que resulta ser la más lamentablemente escrita y desarrollada. Porque si bien las andanzas de los personajes iban manteniendo un desarrollo discreto y llevadero, en cuanto el personaje del niño negro empieza a "desarrollarse", la novela se va al traste. Una lástima, porque de no ser así, habría obtenido una calificación quizá mejor.