CONTENIDO LITERAL

("Danza de espejos", comentario de David Maciá Alcaide. Derechos de autor 1995, David Maciá Alcaide)

Absolutamente magistral. Cuando me la dieron para que lo comentase, miré el número de páginas y pensé: ¡Dios mío, si encima es aburrido, no sé si llegaré a acabarlo! Afortunadamente no fue así. Empecé a leerlo y comprendí por qué había sido galardonado con los premios Hugo y Locus de este año. Ya no pude separarme de él, se creó en mí una especie de adicción enfermiza, lo mismo en mi padre, provocándose algunas que otras luchas campales por el control del libro. Brevemente, para que os hagáis una idea, explicaré de qué trata.
Miles es un Lord Vorkosigan que utiliza el riesgo y la aventura que le proporciona ser líder de un grupo de mercenarios, los Dendarii, como vía de escape para no volverse loco con un pueblo que no quiere un enano deforme como él de futuro soberano; dos caras de una moneda. ¿He dicho una? Perdón, son dos monedas, ya que existe un hermano-clon, Mark. Ya en su infancia, lo entrenaron para asesinar a su padre genético, el actual primer ministro, haciéndose pasar por Miles. Para conseguirlo lo torturaron tanto física como psicológicamente. Pero cuando el siniestro complot fracasó y Mark se libró de sus tutores-opresores se encontró, por primera vez en su vida, sin ningún objetivo y con un acentuado complejo de inferioridad y envidia hacia su hermano. Por eso creo que Mark es el personaje más interesante, ya que experimenta una evolución. Al igual que un diamante en bruto, se va puliendo a lo largo de la novela para mostramos que, a pesar de sus numerosos problemas, es mucho más de lo que aparenta.
El primero de estos problemas toma la forma de Jacksons Whole, una especie de barrios bajos galáctico donde Mark, otra vez haciéndose pasar por Miles, se dirige con toda la buena intención para rescatar a un grupo de clones como él de un horroroso destino. Desgraciadamente, Mark no es un militar como su hermano, y la operación se convierte en un fiasco. Tienen suerte de salir con vida de ahí gracias a la oportuna intervención del auténtico Miles y otro escuadrón de Dendariis. Pero con las prisas por salvarlos se dejan algo, mejor dicho a alguien, que se extraviará. A partir de este "pequeño" problema, la aventura, la tensión y el humor se suceden sin tregua. Resalto el humor no porque sea lo más importante, sino porque es una de las pocas historias que te hacen reír (no sonreír) en más de una ocasión. Además McMaster consigue una buena caracterización, tanto de los personajes principales, como de los nada desdeñables secundarios.
En resumen Danza de espejos es una excelente space opera que os encantará desde el principio hasta el final y que os dejará esa dulce y extraña sensación que sucede en las mejores historias cuando, al leer la última página, uno aterriza bruscamente en el mundo real.