CONTENIDO LITERAL

("Nil Santiáñez-Tió", entrevista de Editorial Alejo Cuervo. Derechos de autor 1995, Gigamesh)

Este hispanista ha regalado al género en España un tesoro de valor incalculable: su pasado.
Aunque de interés variable, la antología De la Luna a Mecanópolis (Quaderns Crema) se convertirá en un punto de referencia inexcusable para los aficionados que quieran conocer la historia de la cf española.
¿Por qué la antología ha sido publicada en una editorial como Quaderns Crema?
No quería enviarla a una editorial especializada en temas de hispanística, como Cátedra o Castaglia, por varios motivos. Al tratarse de textos no canónicos, que no se estudian en la universidad, no les hubiera interesado. Además, la distribución se habría limitado al circuito científico y a mí me interesaba algo intermedio entre ese ámbito y el de los aficionados a la ciencia-ficción. Enviarlo a Ediciones B o a alguna otra editorial de estas características hubiera supuesto exactamente lo contrario, reducir la difusión del libro a los lectores de la ciencia-ficción. Yo he pretendido con mi trabajo contribuir a reducir la distancia que existe entre unos y otros. Me gustaría conseguir que los lectores de cf sepan que existe una historia del género en España, como en Inglaterra o en Francia, en tanto que igualmente quisiera facilitar el trabajo de los hispanistas que empiezan a estudiar con seriedad la literatura de género, no sólo la de cf. Todavía tiene fuerza ese tópico que Menéndez Pidal puso en circulación, según el cual la literatura española es esencialmente realista, salvo excepciones. En los grandes manuales de literatura española apenas se trata la literatura fantástica. Por ejemplo, El caballero de las botas azules, una novela fantástica de Rosalía de Castro, salió hace pocas semanas por primera vez en una edición anotada, y eso que se trata de una autora importante. Siempre me ha interesado la literatura no canónica, del tipo que sea, porque creo que sirve para enriquecer la visión limitada que tenemos de cualquier periodo.
¿Cómo llegaste a interesarte en concreto por este tema?
He de reconocer que no soy lector de cf y que empecé este trabajo un poco por casualidad. Soy un aficionado a leer catálogos de libros y en una ocasión empecé uno de novelistas españoles del siglo XIX. El autor, evidentemente, no se había leído ni una décima parte de los libros que citaba, pero junto a cada entrada figuraba una descripción intuitiva de su contenido. Noté que había una serie de libros que, bien por sus títulos, bien por la descripción del autor, podían pertenecer a la cf; como Un viaje a cerebrópolis, que es una novela de un psiquiatra catalán del siglo pasado, Giné y Partagás, que utilizaba la cf para enseñar a sus alumnos en la facultad de medicina y que en ese libro hacía una especie de anticipación del Viaje alucinante de Asimov, con un doctor que reduce su tamaño y entra en un cerebro para describirlo y vivir todo tipo de aventuras. Me fui apuntanto los títulos y entre la Biblioteca Nacional y algunas bibliotecas americanas, ya que por entonces trabajaba en Estados Unidos, fui compilando todo el material. Escribí un artículo sobre el tema y después pensé que sería interesante recoger lo mejor en una antología con un prólogo sencillo, sin notas, nada erudito.
¿Tienes pensado hacer algo más técnico en el futuro?
No lo sé, porque en estos momentos me interesan otras cosas. No he sido nunca lector de cf, aunque después de mi trabajo he leído más, siempre textos muy concretos, históricos hasta los años treinta, cuando comienza el género como tal. Me interesa la literatura fantástica en general y precisamente saldrá dentro de poco un prólogo mío a El caballero de las botas azules, dentro de una colección del Círculo de lectores que dirige Eduardo Mendoza. Pero, en general, preferiría que ahora fueran otros los que trabajaran sobre la cf del XIX; ya he llevado a cabo una labor de zapa, ahora los textos están a la disposición de todo el mundo, y ya no pueden escribirse prólogos como el mío, que es bastante básico, sino que habrá que intentar trabajos más serios de investigación o análisis comparados para conseguir enmarcar la cf española en su contexto europeo.
Sin embargo, en el prólogo sí mencionas novelas de cf para compararlas con los relatos que presentas. ¿Cómo conociste esas obras?
Más que nada por libros de referencia, aunque también conocía las obras clásicas. Mi hermano, que es físico teórico, sí que es un gran lector de cf. Además, fui haciéndome un fichero por mi cuenta. He de decir que este ha sido el trabajo con el que más he disfrutado de cuantos he llevado a cabo, porque ha supuesto un auténtico descubrimiento para mí. Tenía muchas ganas de que saliera el libro porque es un trabajo muy personal, distinto al tipo de estudios teóricos o especializados en que suelo trabajar.
En la antología se mezclan autores tan conocidos como Azorín o Unamuno con otros que parecen más específicos del género, aunque fuera sin saberlo. ¿Por qué crees que entonces la literatura futurista no estaba tan etiquetada para los grandes autores como parece estarlo ahora?
Yo no creo que exista hoy en día una separación tan clara. En este siglo, hay obras de cf de autores que se han dedicado a otros géneros. Gómez de la Serna tiene cf, como Ramón J. Sénder, Pedro Salinas o Sueiro... bien es cierto que no existe una tradición tan rica como en Inglaterra o Estados Unidos, donde los escritores de cf gozan de una consideración académica y son invitados para participar en cursillos y seminarios en las universidades. Por ejemplo, cuando yo trabajé en Connecticut College, el departamento de inglés organizó un seminario con escritores de cf. Aunque aquí no existen ese tipo de actividades, tampoco hemos de caer en el error de pensar que en España no hay cf. Sí la hay y desde el siglo pasado, como lo muestra esta antología.
Bien es cierto que la mentalidad del siglo XIX al respecto era bien distinta, ya que se trataba de una época optimista respecto a la ciencia y Julio Verne era, al fin y al cabo, uno de los autores más traducidos al español junto a Zola y la novela La cabaña del tío Tom. De todas formas, estoy convencido de que hay más relatos de cf en las revistas de la época, esperando a que alguien haga una labor de búsqueda intensa.
¿De qué cuentos de la antología te sientes más satisfecho?
Mi relato favorito es el de Leopoldo Alas, "Cuento futuro", que es verdaderamente divertido y está muy bien escrito, con momentos dignos de Poe y Borges. En general, es una antología literariamente irregular, puesto que hay textos que no se aguantan mucho, pero que quise incluir por su valor histórico. De todas formas, todos tienen su interés. También me gusta especialmente el de Ramón y Cajal, "El pesimista corregido", un cuento espléndido aunque resulte un poco pesado al principio y al final porque el objetivo último del cuento era demostrar una tesis sobre el pesimismo. Las descripciones que hace del mundo microscópico, ya que el protagonista consigue tener una visión muy aumentada, no tienen ningún desperdicio y las podría firmar cualquier autor de cf contemporáneo. Hay otros relatos cuyo interés radica más bien en el estilo y la concepción literaria, como el de Ganivet, que supongo que costará más que sea aceptado por el lector clásico del género, aunque sí gustará al lector de literatura general.
¿Tuviste que perseguir especialmente alguna historia?
La verdad es que tuve suerte, porque fueron apareciendo todas. En Barcelona, por ejemplo, tuve la ocasión de encontrar El anacronópete, en el que figura la primera máquina del tiempo de la que yo tengo referencia. Entre unos sitios y otros aparecieron todos los relatos que inicialmente quería conseguir.
Como hispanista, ¿qué opinas sobre las discusiones sobre la menor preocupación estilística que debe tener la cf, al tratarse de un género esencialmente de ideas?
No sé, de entrada, si los propios escritores de cf están en su mayoría de acuerdo con eso. Me parece que cualquier género literario, y no sólo la cf, debe estar tan preocupado por las ideas como por el estilo. Es verdad que, en este caso, ese criterio ha tenido mucha importancia; históricamente hablando, hay muchas obras de cf cuyo único interés está en la idea. Pero en cine, por ejemplo, parece indiscutible que la forma es más importante que las ideas, que suelen ser de una banalidad absoluta. Las ideas de la cf suelen plantearse, en general, en términos bastante superficiales. A mí me interesa, más que las ideas, la forma de tratarlas y el mundo de fantasía que a partir de ahí se pueda crear. Por lo demás, no pienso que beneficie a la cf difundir ese tipo de opiniones, porque lo que hacen es consolidar ciertos estereotipos y contribuir a aislarla en un ghetto.