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("Zowie", comentario de Joan Manel Ortiz. Derechos de autor 1998, Joan Manel Ortiz)

No es frecuente que se hable de obras teatrales en Bem, pero la aparición de Zowie, de Sergi Pompermayer (Barcelona, 1967), en Edicions 62 y, sobre todo, su reciente estreno en la capital catalana a cargo de la compañía del Teatre Lliure (una de las más prestigiosas de Europa), bajo la dirección de Lluís Homar y con Jordi Bosch, Littís X. Villanueva, Ángels Poch y Mare Martínez en sus principales papeles, nos da la oportunidad perfecta para enmendar esta carencia.
Zowie es una obra de ciencia ficción que trata con gran lucidez de lo tenue que es la línea que separa la cordura de la locura. El protagonista principal, Zowie, es un policía que patrulla junto con un nuevo compañero, Tommy, por las húmedas calles de una gran megápolis, y que, poco a poco, va reconstruyendo la realidad, su realidad, bajo la influencia de las apariciones (imaginadas) de un ángel demoníaco, disociando a su hermano -que trabaja como travestido en una discoteca- en dos (hermano y hermana), y acabando por convertirse en una especie de ángel exterminador que está en el mundo para purificarlo.
El escenario sobre el que se mueven los personajes parece sacado del conocido film de Ridley Scott Blade Runner: calles húmedas, personajes degradados, una ciudad gigantesca y monstruosa que engulle a sus habitantes... pero eso no es óbice para que Pompermayer trace un retrato cruel y terriblemente humano de nuestra sociedad, de una realidad a la que, al parecer, todos estamos abocados. Con un humor tragicómico (particularmente destacable en ese sentido es el policía novato, Tommy, el nuevo compañero de Zowie, y su madre, una prostituta retirada), que no hace sino teñir de esperpento lo que, si lo miramos fríamente, es un drama desesperado, Zowie intenta salvar la pureza de su hermana (ficticia) incluso a costa de su propio hermano Ziggy (verdadero). Él es la tormenta que tiene que lavar la podredumbre humana y redimirla de sus pecados.
Una pieza teatral de una fuerza dramática destacable y con un discurso claro y explícito, que fue representada durante varias semanas con notable éxito en la ciudad condal (y la ciencia ficción en el teatro es algo más que los efectos especiales a los que la ha condenado el cine) y que hace que auguremos un brillante futuro a este prometedor autor.
Para finalizar sólo decir que esta pieza ganó el XXV Premio de Teatro Ciudad de Alcoi.