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("Gadir 95", artículo de Editorial Interface. Derechos de autor 1996, Editorial Interface)

Por quinto año consecutivo se celebró, los pasados días 13, 14 y 15 de octubre, el Congreso español de fantasía y ciencia ficción, HispaCón, nuevamente bajo los auspicios de la ciudad de Cádiz (que acogió también la de 1992).
Cerca de un centenar de aficionados de todo el país se dieron cita en el centro cultural El palillero, este año convertido en un verdadero horno, con temperaturas que hacían poco menos que imposible la permanencia en él durante mas de un par de horas. El encuentro, propiamente dicho, empezó el jueves por la noche. Al ser día festivo, mucha gente lo utilizó para desplazarse a Cádiz, y así se encontraron los primeros asistentes, en la primera cena. El viernes por la mañana fue dedicado al montaje de los puestos de venta, a la inauguración oficial por parte de la alcaldesa, y al aperitivo etílico tradicional de aquellas tierras. Seguidamente comenzó la conferencia de apertura, a cargo de Javier Redal y Eduardo Gallego, que versó sobre "Ciencia ficción y evolución", que fue uno de los pocos temas bien preparado de toda la reunión. Un año más, se sigue notando la falta de estudiosos del genero capaces de brindar conferencias interesantes.
Por la tarde se ocupó el tiempo -como se pudo- entre "El fándom de 1995", "ND: una retrospectiva" y "Nuevos escritores: ¿nuevos autores?", mesas y coloquios totalmente improvisados y de escasa proyección. Solo se salvan las presentaciones de novedades, que a lo largo del viernes y sábado se convirtieron en lo más interesante. En esta ocasión les tocó el turno a la nueva colección Gadir ciencia ficción y su primer volumen Los vientos del olvido, de Ángel Torres Quesada; al nuevo volumen de la antología de la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción (AEFCF), Visiones 1995, recopilado por Pedro Jorge Romero, y al cuarto título de la colección Cuadernos Espiral, El rostro en la pared, del gaditano Ángel Olivera. Una cena típica del lugar, a base de "pescaito" frito, hizo que la mitad de los asistentes al encuentro quedaran saturados de tipismo para el resto de los días.
El sábado siguió la tónica del viernes, con una sala de ventas constantemente ocupada por grupos de asistentes, que departían entre sí sus preferencias, gustos y aficiones y que acudían, cuando eran llamados, a la siguiente mesa. La mañana empezó con una ponencia sobre Tomás Salvador, a cargo de Alfredo Benítez (otro de los actos que destacaron, mas por su preparación previa que por su tema). La siguiente mesa giró en torno al futuro de las hispacones, a cargo de Pedro Jorge Romero, y donde todos tuvimos la oportunidad de destacar los fallos de las actuales y aportar casi nada para las futuras, aunque si se logró enfatizar la necesidad de un bar en el edificio de las hispacones por venir. Después se presentó el nuevo libro de Miraguano La sonrisa del gato, del gijonés Rodolfo Martínez, un nuevo titulo de autor español, siguiendo la tónica marcada ya hace un par de años por esta editorial. El último acto de la mañana se dedicó a una mesa redonda sobre la televisión y las series de ciencia ficción (¡todas menos Star Trek!, rezaba la coletilla).
Tras la comida, una nueva sesión de sauna, esta vez algo más húmeda pues, como es tradicional en todas las hispacones, llovió ligeramente por la mañana. Las mesas de la tarde, en rápida diapositiva, fueron "Dictadura y democracia en la obra de A. Thorkent", "Autores vs Editores" y "La ciencia ficción en los manga". Entre actos tuvo lugar la presentación del libro de ensayo Los comic Marvel, segundo título de la editorial Global y de la recopilación de relatos Ozymandias, tercer título de la colección La Espada y el Reloj, de la editorial La calle de la costa. También tuvo lugar la asamblea de la AEFCF, donde se votaron los nuevos estatutos (una simple actualización de los mismos) y los diversos mecanismos para elecciones y premios, además de presentar el informe anual y el estado de cuentas. Se anunció la apertura del periodo de presentación de candidaturas para las elecciones a nueva junta, que darán comienzo en febrero de 1996 y se presentó, a cargo de Miquel Barceló, una nueva ciudad para la celebración de la HispaCon de 1997: Mataró, que fue escogida por la asamblea por unanimidad.
Durante todo el día anterior y la mañana de este se mantuvo abierta una lista de inscripción para la cena oficial, que se celebró esa misma noche en un restaurante de las cercanías. Durante la cena se entregaron los Premios Ignotus de este año [ver resultados en la página 6] en un ambiente divertido y ruidoso. La cena estuvo francamente bien, aunque lenta en servicio, lo que provocó que entre plato y plato los más jocosos de entre los reunidos dieran pie a los más retraídos para que se escandalizaran convenientemente al son de canciones como las de la serie de televisión Heidi o algunas otras de peor catadura y pésimo afinado. Dicho coro consiguió, no obstante, llenar convenientemente los tiempos de espera hasta la llegada del postre y la entrega de los premios de la AEFCF. Estos fueron presentados por el administrador de los mismos, Pedro Jorge Romero, y entregados a sus diversos ganadores por Rodolfo Martínez que, como buen maestro de ceremonias, y emulando al desaparecido Asimov, tuvo el desparpajo necesario como para entregarse un premio a sí mismo.
La noche se cerró tarde, acunados los asistentes por los sones de una discoteca de moda.
El domingo empezó al ralentí, como es norma habitual, y con mesas como "Star Trek y sus influencias", "La ciencia ficción y el cómic norteamericano contemporáneo, los nuevos ilustradores y el futuro" y "Mini taller literario: los autores responden". No todas las mesas se celebraron al completo, pues el tiempo, como decimos, iba al ralentí.
La última actividad del congreso fue la entrega de los premios Domingo Santos, las menciones BEM y unas reproducciones del Quiyo (caricatura emblema de Gadir 92 y Gadir 95) en papier, de 30 cm de altura, que se entregaron, a discreción de la organización, a diversas personalidades del genero. A destacar la que se entregó a Pedro López por su actitud siempre alegre y su fiel asistencia a las cinco últimas hispacones. La AEFCF recibió también su reproducción por la labor desarrollada durante esos años.
Complementaria a toda HispaCon fue la proyección de diversos ciclos de video. El mas concurrido de todos fue el ciclo de cine Manga, que pasó películas como Porco Rosso, Macross, Battle angel alita y Gorgo 13. Un documental sobre Mélies, un ciclo especial Viernes 13 con La noche de Walpurgis y un videoforum sobre Drácula (versiones de Browning y Melford). Películas como Soylent Green, La humanidad en peligro, Quatermass 2 y La gran sorpresa, además de tres episodios de la serie Star Trek clásica completaron el programa, que no dejó de tener concurrencia durante los tres días.
Y, finalmente, otra actividad paralela a todas las demás, y sin duda la que con mas cariño recordaremos todos fue el deambular por las mesas de ventas de libros y revistas del genero y las reuniones para comer y cenar en los bares de alrededor de El palillero. Esos tiempos muertos entre acto y acto, prolongados más allá del tiempo necesario, constituyen la salsa de toda HispaCón, y lo que siempre salva a estas del peligro del tedio y el aburrimiento. Parece mentira, pero en esos momentos de descanso la gente comenta el contenido de las novedades presentadas, ¡que se han leído robandole horas al sueño!, intercambia ideas y peticiones, dogmatiza sobre tal o cual obra o autor, vende su producto y sonríe. Sobre todo sonríe satisfecho de encontrar viejos amigos y nuevas almas afines.
La actitud del aficionado en esos tiempos muertos no justifica plenamente lo que podía haber sido un desastre de congreso. La organización brilló por su ausencia (no se veía a personal alguno moviendose de aquí para allá. Sencillamente, no había personal), El palillero, viejo conocido, quedó pequeño enseguida a pesar de que no había más gente que en 1992 (lo que había eran menos salas habilitadas), y como si de un microondas se tratara, al tener apagado o estropeado el aire acondicionado.
Las actividades programadas pillaron a más de un ponente o moderador en la mas absoluta de las sorpresas cuando se enteró allí mismo de lo que se esperaba de él. Es necesario que los temas que se lleven a estos encuentros empiecen a estar preparados de antemano. Algo que hace tres años parecía imposible, como disponer de sedes con dos años de antelación, se ha convertido en realidad (En Gadir 92 se anunció Gijón 93 y Burjassot 94, en Gijón 93 se ratificó Burjassot 94, En Burjassot 94 se anunció Gadir 95 y Burjassot 96, en Gadir 95 se anunció Mataró 97...). Y esa realidad hace que no sea imposible saltar el obstáculo de disponer de un año, al menos, para preparar y documentar cualquier ponencia, mesa o conferencia del genero. Con eso no se puede asegurar el interés de todo el mundo por los temas expuestos, pero sí que estos temas tengan un mínimo de seriedad y contenido. Ahora hay una nueva oportunidad, la de preparar el trabajo de la próxima reunión. Deberíamos empezar a enviar nuestras propuestas y trabajos ya.