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("Carpintero de las palabras [el]", entrevista de José Luis González y José Luis Rendueles. Derechos de autor 1995, José Luis González y José Luis Rendueles)

Rodolfo Martínez empezó a escribir ciencia ficción a la edad de 8 años. Desde entonces muchas cosas han cambiado, empezando por sus propios textos. Donde antes había sólo interés por contar aventuras, hoy existe un estilo casi definido, un buen hacer literario que le ha llevado en los últimos años a ser finalista de premios tan prestigiosos como el UPC de ciencia ficción o el Café Gijón de literatura general. Los relatos de Rodolfo empezaron a publicarse en la desaparecida Máser, donde pronto se convirtió en colaborador habitual. En los últimos años rara es la revista que no ha recurrido al autor en demanda de sus cuentos y de sus artículos.
Ahora se publica una de sus novelas, La sonrisa del gato [ver reseña en la página 23], en la colección Futurópolis, de Miraguano, pero este no es el único de sus textos. Otra novela espera para ser publicada, y tres novelas cortas están también en proceso de edición en distintas colecciones. Son textos ricos, amenos, dinámicos, que esperamos poder leer pronto.

BEM: Empieza por contarnos los orígenes de La sonrisa del gato.
Rodolfo Martínez: A mediados del 94 leí el que quizá sea único cuento ciberpunk de Orson Scott Card, "Paseaperros". Uno de los personajes me gustó, y partiendo de él escribí una docena de páginas. Como me pasa siempre, al principio no tenia muy claro donde iba, así que paré. Fui pensando por donde podía seguir y finalmente se fue perfilando la idea: La novela se ambientaría en Drímar, un universo particular que me sirve de referencia para casi todas mis obras de ficción. Otros recuerdos, como el gato "Cheshire" de la Alicia de Carroll, se vinieron a sumar a la trama y surgió clara la idea. La primera mitad de la novela la escribí en quince días. La segunda parte ya tardó un poco más, pero no mucho. En general suelo escribir bastante deprisa.
Luego está el tema ciberpunk. En principio no me había planteado una novela así. No es que no me guste el tema, o que me atrajese especialmente, pero a medida que iba surgiendo la historia se fue imponiendo. Es un ciberpunk tal vez muy ligero, pero sí, es ciberpunk.
BEM: ¿Y que tiene que ver el gato Cheshire con la novela?
RM: Fue un poco accidental. Iba ha haber una inteligencia artificial, y a medida que imaginaba cómo sería el ciberespacio, como se verían dentro de él las inteligencias artificiales, se me ocurrió que la mía podía ser una sonrisa. Eso me llevó a Alicia, al gato de Cheshire e incluso al propio título de la novela. No era premeditado, se me ocurrió sobre la marcha.
BEM: Lo que escribes tan rápidamente, ¿lo sometes después a correcciones?
RM: En este caso, la corregí poco. Apenas una lectura y repaso posterior. De hecho, cuando se la envié a Miraguano y la pasaron por un corrector de estilo, había muchas cosas que se me habían pasado por alto completamente y tuve que pulirla un poco todavía. Correcciones básicas, como palabras repetidas con frecuencia. Es verdad que la había corregido poco, y se me habían escapado todas esas cosas.
BEM: ¿A que período de la cronología de Drímar se corresponde esta novela?
RM: Al último que tengo desarrollado. Unos setecientos años después de Los celos de Dios [finalista del Premio UPC 1993] y mil años después de Jormungand.
BEM: Se sabe poco de Drímar. ¿Podrías decirnos que obras ambientadas en ese universo has publicado?
RM: En el BEM 46 ha salido "El robot", que es una parte muy anterior de la cronología, cuando el hombre aún no ha salido del sistema solar, tras recuperarse de la crisis del interregno de finales del siglo XX. "La carretera", en Parsifal, que pertenece a la segunda parte de la cronología, cuando el hombre empieza a explorar la galaxia. "Mas allá de la biblioteca", en Sueño del Fevre, que pertenece al prólogo de la cronología, antes del interregno. Un agujero por el que se cuela la lluvia, en Kernel BEM, que es más o menos de la época de "El robot". También tengo una novela corta para la colección de novelas SaGa, Las brujas y el sobrino del cazador, que sería el primer número de la colección, pero no sé cuando saldrá. Es también de la época de "El robot".
BEM: Volviendo al ciberpunk, ¿Qué opinión te merece?
RM: Utilicé el ciberpunk en La sonrisa del gato, como ya dije, accidentalmente. El tema no me atraía especialmente. Digamos que lo que me gusta son las cuestiones puramente cosméticas, ambientales, que siempre son muy aparentes. Sin embargo, estoy trabajando en una novela corta sobre Vaquero, un jinete del ciberespacio que aparece en La sonrisa del gato. Sería cronológicamente anterior y, aunque hay informática y realidad virtual, no es una novela ciberpunk, mas bien de espionaje, al estilo de LeCarré. Con mucha menos cosmética ciber que La sonrisa del gato.
BEM: Háblanos un poco de los personajes que intervienen en la novela.
RM: Memo, el protagonista y la Inteligencia Artificial creo que tienen su lugar bastante definido en el texto. Luego están Vaquero, del que ya he hablado, y que originalmente iba a ser un personaje de decorado, pero me gustó y le hice aparecer más adelante, y Chandler, que es otro de los personajes fuertes de la obra, aunque por cuestiones de argumento sus intervenciones aparecen casi siempre en un segundo plano. Es el alma mater de Memo, sin el cual este no podría existir.
BEM: La tecnología que usas en la novela supone un salto con respecto a la que usas para el resto de la cronología, ¿porqué?
RM: Sólo hay un elemento tecnológico que discuerda un poco, el teletransportador, que sólo funciona en el ámbito local, debido a su alto costo energético. Lo metí para poder usarlo en el final, pero a lo largo de la novela lo utilizo suficientemente como para que quede asimilado por el lector como un método de transporte habitual en la estación, que en principio es muy grande, junto a las cintas de transporte y a las alas de vuelo que se utilizan en el núcleo de baja gravedad de la misma. No olvidemos que la estación era en origen un puesto fronterizo entre el Mandato Saver y la Confederación de Drímar y, aunque no lo digo explícitamente en la novela, podría muy bien tener el tamaño de una pequeña luna. La instalación en ella de las primeras cabinas de teletransporte resultaría lógica, pues en ella están las mejores mentes científicas de ambos estados. Funcionan como bocas de metro en una gran ciudad.
BEM: Dices que el universo de Drímar se va a desintegrar...
RM: Sí. Ya se deja entrever en Los celos de Dios que el modelo matemático de la galaxia no se ajustaba a lo que os científicos se esperaban, por culpa de los viajes estelares, que modifican el comportamiento de los gravitones y una serie de cosas más. Y en esta novela lo dejo más claro todavía, ya que las dos potencias son conscientes de que, como en un plazo máximo de dos mil años no hagan algo, la galaxia se va a descomponer. Lo que pasa es que no hacen nada. Tengo intención de seguir por esa línea. Llegará un momento en que se produzca la dispersión y tendrán que pasar cosas. Pero no sé si lo siguiente que escriba pasará antes, después o tendrá que ver con Drímar, siquiera.
BEM: ¿Quién es el cainita que se pasea por toda la novela haciendo la vida imposible a todos?
RM: El cainita es el enviado de Dios (el personaje central de Los celos de Dios). Cheshire, la inteligencia artificial ya tenía referencias de ese "Dios" a través de contactos mantenidos con una IA de la tierra. Y es cuando conoce al cainita cuando comprende quien es ese Dios misterioso y comprende que, tarde o temprano, tendrá que enfrentarse a ese personaje poderoso de la galaxia, que permanece oculto al mandato y a la Confederación.
BEM: Sería muy interesante que Los celos de Dios estuviera ya editado.
RM: Sí, cierto. Aunque no es explícitamente necesario, pues tengo por costumbre dar los datos necesarios en cada novela, no cabe duda que poder leer Los celos de Dios ampliaría más algunos hechos de La sonrisa del gato.
BEM: Has mencionado a Card y LeCarré. ¿Que otros autores y obras te sirven como influencia? Por ejemplo, en el ciberpunk...
RM: Mi experiencia ciberpunk se limita a Neuromante, Cuando falla la gravedad y "Paseaperros". Aunque posterior a la novela leí Quemando Cromo. Nunca leí nada de Sterling, ni de otros autores ciberpunk.
BEM: Hablamos mucho del ciberpunk, pero también la novela está configurada como un space opera.
RM: Sí, es un space opera ciberpunk, si quieres...
BEM: ¿Por qué mandaste la novela a Miraguano?
RM: Se la mandé poco después de acabarla, a primeros del 95. Y la mandé porque a medida que la iba escribiendo me di cuenta de que estaba quedando una novela adecuada para el tipo que suele publicar Miraguano: menos de doscientas páginas, ligera, fácil de seguir y leer... Probé suerte y funcionó. A los dos meses me contestaron diciéndome que si la corregía y pulía un poco me la publicarían. Así lo hice y firmamos el contrato.
BEM: ¿En que estas trabajando ahora?
RM: Primero, intento acabar la novela sobre Vaquero para presentarla a un concurso. Y tengo una idea sobre Territorio de pesadumbre, novela corta que presenté al UPC de 1994, para ampliarla y convertirla en novela larga, pero aún lo estoy madurando. Y estoy remozando completamente Jormungand. Tras pensármelo una temporada, y después de algunas puntualizaciones hechas por amigos, estoy modificando básicamente dos cuestiones. Por un lado, la estructura de flash-back pasado-presente la he recolocado, y por otro, he eliminado algunas escenas que no aportaban demasiado, en un intento de darle una longitud más adecuada. Creo que estoy consiguiendo una mayor agilidad con ello. Debería hacer otra revisión más antes de dejarla definitivamente, pero la estoy dejando descansar un poco. Es la novela que más he revisado hasta ahora.
BEM: Tenias ideas para una continuación...
RM: Sí, se llamaría Ragnarok, pero es un proyecto aparcado, de momento. Tengo el argumento general, y algunos de los personajes también, pero aún me faltan detalles argumentales por encontrar que no permiten que la novela salga adelante todavía.
BEM: Eres uno de los pocos autores de ciencia ficción que se sepa han intentado ofrecer sus textos fuera de las colecciones o concursos especificas del género. ¿quieres convertirte en un Escritor, con mayúsculas?
RM: No. Sí algo tengo claro desde siempre es que soy un escritor de ciencia ficción, y seguiré siéndolo independientemente de que intente escribir otras cosas. He enviado obras mías a diversos concursos y editoriales, incluso envié una novela a Seix Barral, o al premio de Plaza y Janés. La cuestión es que cuesta poco hacer esos envíos, unas pesetas en sobres y sellos, y como el no lo tienes por delante...
He escrito obras sobre Sherlock Holmes, algunos relatos de fantasía, algún guión de cómics. Todo sin salir demasiado del ámbito. No tengo problemas a la hora de enviar mis textos a aquellos lugares donde puedan ser publicados. En definitiva, intento que sean correctos, entonces ¿porqué no van a poder ser publicados en cualquier colección con la que encajen medianamente? La ciencia ficción es perfectamente vendible en cualquier colección. Ahí está el ejemplo de Orson Scott Card, de Asimov...que son autores leídos por gente que normalmente no lee ciencia ficción.
Pero también hay otros autores que intentan cosas nuevas, o envían sus obras a colecciones o concursos no especializados. Gente como Castrosín, Félix J. Palma, Javier Ullán, incluso Torres Quesada con novela histórica.
En definitiva, es el autor el que no debe quedarse quieto ni estancado. Los recursos existentes están ahí, labor nuestra es buscar más recursos.
BEM: ¿Todo lo que es ciencia ficción puede ser vendido en cualquier editorial?
RM: No, hay cierto tipo de ciencia ficción que si no entras en ella desde pequeño te es muy difícil seguir. La gente acostumbrada a la literatura general busca una serie de cosas que determinado tipo de ciencia ficción no te las da, te da otras cosas. Y ellos no están acostumbrados con esas otras cosas. Está, por ejemplo El refugio. Es una novela que a un lector de literatura general no le gustaría. Pensaría que los personajes son pobres, desdramatizados, que el estilo es muy simplista. Y no encontraría las otras cosas que tiene El refugio porque no tienen cultura de ciencia ficción. Sin embargo, eso no debería impedir que los autores pudieran escribir otra ciencia ficción que sí tuviera lo que un lector de literatura general busca.
BEM: Entonces, ¿Tu no crees que haya autores que sólo sepan escribir ciencia ficción, y que fuera de ahí no serían escritores?
RM: No lo sé. No sé si hay autores que sólo quieren escribir ciencia ficción o que no pueden escribir otras cosas. Habrá autores que, como Almodóvar en el cine, sólo sepan escribir sobre determinadas cosas. Pueden ser buenas o malas, pero ahí estarán. Si a Almodóvar le encargas una película del oeste, estoy seguro que no sabría hacerla, como mucho haría una película de Almodóvar ambientada en el oeste. Da la impresión que hemos estado muy cómodos dentro del genero, pero si no quieres experimentar con otras cosas, ¿porqué te van a obligar? Eso sí, luego no te quejes. Sí has decidido ser un autor de western, luego no te quejes que los que nunca han leído western no te lean.
BEM: Has dicho que eres un autor de ciencia ficción, ¿eso te limitaría, según lo que acabas de decir?
RM: No. Yo me siento cómodo escribiendo ciencia ficción, y es lo que mas hago, pero también deseo hacer otras cosas. No tanto como escribir ciencia ficción, pero si he intentado terror, fantasía, policiaco, e incluso poesía. Me gustaría escribir novela deportiva, e incluso erótica, ¿porqué no? Pero donde realmente me siento cómodo es en la ciencia ficción. Y tampoco hago una ciencia ficción tan exclusivista como para que no pueda ser leída por quién habitualmente no la lee. Por eso me animo a enviar mis obras a editoriales más generales.
BEM: Haciéndole el juego a Rafael Marín, ¿Que opinas de los otros autores españoles?
RM: ¡Vaya! ¿Quién responde a esa pregunta?
Bueno, empezaré por el propio Rafa. Tanto Rafael Marín como Elia Barceló tienen lo que yo quiero llamar un problema. Y es que además de escritores son filólogos, con un condicionamiento teórico que les hace ver la literatura de determinada manera. Sin llegar al extremo de Umberto Eco, que es un teórico que de vez en cuando escribe una novela, pero van un poco por ahí. Con una serie de supuestos poéticos o literarios que para ellos es lo correcto. Y otro tipo de literatura no es válida porque no se ajusta a esos supuestos. Por ejemplo, la literatura de Aguilera y Redal, que para ellos no tiene enjundia literaria. Creo que eso les condiciona, no tanto como escritores, pero sí a la hora de enjuiciar la literatura de los demás. Como escritores, tal cual, cuando Rafa deja de dar vueltas en torno a su ombligo, demuestra que es un escritor estupendo. En cuanto a Elia, no sé muy bien que le ha pasado. Tuvo unos comienzos magníficos. Sagrada está llena de relatos estupendos. Sin embargo, lo que ha hecho últimamente es muy distinto. El mundo de Yarek no está mal, sin embargo perdió el rumbo con Consecuencias naturales. Una obra que yo considero descuidada en el estilo, torpe. Pese a todo, es una novela que se deja leer, y es que el oficio cuenta. Espero que lo que esté haciendo ahora -una serie de relatos de género negro- recupere un poco el curso.
Aguilera y Redal. Para mí, la novela de la ciencia ficción española -lo siento por Rafa- no es Lágrimas de Luz sino Mundos en el abismo donde demostraron que, pese a no tener los personajes tan atractivos de la primera, el manejo del idioma tan amplio y conseguido, tienen otras cosas que compensan. Un universo muy bien diseñado, una historia excelentemente planteada, muy bien llevada y resuelta y los personajes, a pesar de ser sólo los actores de un drama, están bien encajados en el argumento, funcionan bien. Y sobre todo, tiene ese "sentido de la maravilla" por todas partes. No hay escritores de ciencia ficción españoles que te dejen tan apabullado con la enormidad de las imágenes que te trasmiten como ellos. ¡Hay, sólo me quejaría de los famosos "habían" que pululan por doquier en sus textos! Y un poco de trabajo puliendo diálogos.
BEM: ¿Te consideras una tercera vía entre los dos grupos de autores que mencionas, y a quienes incluirías contigo?
RM: ¡Huy, esto se calienta!. Veamos...
Mi propósito básico es el de contar una historia, y hacerlo además de la mejor manera posible. Y lo que más me interesa es la historia en sí. Si no estás contando nada, por muy bien que lo hagas, la cosa no funcionará. Cuando tengo la historia, quiero contarla lo mejor que sé. Quiero decir, diseñar bien los personajes, adecuarlos a la historia, establecer un ritmo adecuado. Reconozco que no siempre tuve preocupación por los personajes, salvo el protagonista, pero poco a poco, ellos mismos se han ido buscando sitio, a medida que las historias se hacían más complejas y largas. Entonces... ¿Una tercera vía? Quizá. Tampoco es que me lo haya planteado conscientemente, pero puede que encaje en el medio.
BEM: No queremos hablar de un tercer puesto entre ambos, que no nos parece real, sino más bien de otro tercer camino distinto...
RM: Hay estaría más cómodo, desde luego. Podemos establecer comparaciones entre mi literatura y la de Rafa/Elia o Javier/Juan Miguel, pero siempre serían traídas por los pelos. Puntos comunes debe haber, pero no tantos como caminos propios. Podemos decir que yo no llego a los extremos de unos en cuanto al cuidado de las palabras o a la documentación de otros en los aspectos tecnológicos, pero ahí se acabaron las concordancias. ¿Y que otros autores puedo considerar próximos? No tengo ni idea. Negrete, quizá; de César he leído demasiado poco como para juzgar. De la gente nueva, de momento son sólo gente de relatos, que es lo que pueden colocar, y quizá para opinar debería conocer cosas más largas. Aunque a mi me pasa algo parecido. Hasta ahora, nada de mi producción larga ha sido suficientemente difundido. En todo caso, diría lo mismo que antes, que cada autor en sí constituye su propia vía. Eso es inevitable si estamos hablando de creadores.
BEM: ¿Cómo crees que se acercará el lector a tu novela?
RM: Me gustaría que con mucho cuidado. Bromas aparte, creo que en algunos sectores la novela puede no gustar, precisamente porque es una novela ciberpunk light; les puede parecer un intento fallido.
BEM: ¿Eso se podría solucionar si se conociera bien la cronología de Drímar?
RM: No lo sé. Aparte de las novelas, ambientadas en sectores cronológicos muy definidos, el resto de la producción sobre Drímar son cuentos, y además primerizos, que no me convencen ya. Drímar funciona muy bien a partir de novela corta.
BEM: ¿Tienes la impresión de que los aficionados son un reino de taifas, que si un grupo defiende tu novela, otro se pondrá en contra?
RM: Espero que no pase eso. A lo mejor soy muy ingenuo, pero nunca me he afiliado a tendencia estilística alguna. No puedo porque me gusta experimentar. Por eso no creo que nadie pueda enmarcar mi novela en un lugar específico, salvo esa impresión de ciberpunk light.