CONTENIDO LITERAL

("Erasmus Darwin Magister", comentario de Eduardo García Lorente. Derechos de autor 1995, Eduardo García Lorente)

He de reconocer que Charles Sheffield me resulta un autor muy sorprendente. Es capaz de escribir una novela como Entre los latidos de la noche y algo tan deficiente como La telaraña entre los mundos básicamente con los mismos elementos. Es capaz de pasar de la ciencia ficción al terror (en sus cuentos) y de escribir una relato intimista de la vida de un científico en Inglaterra como "The braver thing". No sería justo considerarlo exclusivamente como un autor de ciencia ficción dura. Como todos los científicos de élite, tiene una tendencia a la reflexión sobre el mismo hecho científico más que sobre sus consecuencias y descubrimientos. Y eso es lo que demuestra en esta recopilación.
En principio Erasmus Darwin magister podría parecer similar a Las crónicas de McAndrew. Pero un examen más atento nos revelará las diferencias. En Las crónicas de McAndrew el epónimo protagonista era una excusa para hablar de ciertos descubrimientos científicos (y no pretendo hacer un juicio de valor, la pretensión de tratar de los descubrimientos científicos me parece tan digna literariamente como cualquier otra, y construir un libro alrededor de una ciencia tan válido como hacerlo alrededor de un personaje). Erasmus Darwin magister nace de la fascinación con un intelecto. El libro es menos una recopilación de tres cuentos sobre un personaje común que una exploración del carácter de un hombre que en el siglo XVIII tenía muchas de las características de un hombre de ciencia moderno.
Y vean aquí como un escritor de ciencia ficción dura, a los que se les achaca todas las maldades literarias posibles (y cuántos literatos no deberían fijarse más en la viga en el ojo propio), crea un libro que se sostiene prácticamente por completo sobre la personalidad del protagonista. Y no quiero decir con ello que las historias que forman el volumen ("El demonio de Malkirk" sobre monstruos, "El tesoro de Odirex" sobre pueblos perdido y "El inmortal de Lambeth" sobre eso) sean aburridas. Ni mucho menos. Las tres son muy interesantes y desarrollan con inteligencia sus respectivos temas. Pero si este libro permite una segunda lectura, y todo buen libro debería permitir una, será por el protagonista Erasmus Darwin, abuelo de Charles Darwin y fundador de la Sociedad Lunar que reunía a algunos de los mayores intelectos de su época.
Este es claramente un libro escritor por amor y respeto. Es fácil, leyéndolo, que el lector sienta la fascinación de un escritor que escribe un libro sobre una persona, que a pesar de los siglos, compartía muchas de sus mismas inquietudes intelectuales.