COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN

(Comentario de Julián Díez publicado en Gigamesh 6, ediciones Alejo Cuervo, colección Gigamesh, número 6, edición de 1995. Derechos de autor 1995, Gigamesh)
La ciencia ficción que sale al exterior es, por contra, la que representa Michael Crichton, que da una nueva dosis de sus defectos y virtudes en la segunda parte de Parque Jurásico: El mundo perdido. Para empezar, me disgusta que el gran rey del bestseller se crea con derecho para expoliar el clásico título de Conan Doyle sin un mínimo reconocimiento. Pero ese es en general el comportamiento Crichton por antonomasia: pasar, como un dinosaurio, arrollando por cualquier tema que desee tocar, y hasta permite saltarse a su propia novela original para hacer una continuación de la película.
Crichton sabe que su éxito se basa en satisfacer a un público objetivo dual: cuenta con el lector medio que sólo pide aventuras, carreras delante de dinosaurios y demás, y el listillo que se lo pasa bien leyendo acerca de la teoría del caos y hierbas similares. De todo hay en El mundo perdido, que se deleita con la enumeración de listados de libros pelmas irreproducibles que leen sus héroes de la misma forma en la que te incluye, sin venir a cuento en absoluto, a dos nuevos niños para que la maruja media sufra pensando que pueden terminar de merienda de dinosaurios.
Con su solvencia habitual, Crichton saca adelante el reto de encontrarle una explicación suficiente a la razón de que siga habiendo dinosaurios sueltos por ahí después de que el Parque Jurásico fuera bombardeado hasta las cachas. La acción se desarrolla con ritmo y uno se sumerge con razonable placer en una novela de aventuras pura, con malos, buenos, monstruos y máquinas sorprendentes. Literatura de usar y tirar fabricada con solvencia, el tiempo será seguramente inclemente con esta El mundo perdido, llena de cachivaches de presunta vanguardia y teorías científicas a la última metidas con calzador. Pero hoy por hoy se trata de una razonable lectura de playa sin ínfulas, arropada por una ambientación modélica y una construcción impecable.