CONTENIDO LITERAL

("Ángel de la música [el]", comentario de Armando Boix. Derechos de autor 1996, Armando Boix)

Meyer, como guionista y realizador de cine, se ha prodigado en la ciencia ficción, siendo director de películas como Los pasajeros del tiempo (1979), El día después (1983) o las entregas segunda y sexta de la serie Star Trek, además de escribir otros muchos guiones del género. En cambio, como novelista, su interés parece decantarse más hacia el género policiaco y en especial hacia el más célebre detective de todos los tiempos: Sherlock Holmes. A él dedicó sus novelas The seven-per-cent solution (1974) -llevada al cine y estrenada en nuestro país como Elemental, doctor Freud (1976)-, The west end horror y The canary trainer (1993), que ahora se publica con el metamorfoseado título de El ángel de la música.
Muchos admiradores de Holmes se habrán preguntado dónde estuvo y qué hizo su héroe durante los llamados "años oscuros", cuando todo el mundo lo daba por muerto una vez que Arthur Conan Doyle decidió despeñarlo por las cascadas de Reichenbach. En esta novela Meyer nos desvela parte del secreto -y sólo parte, supongo, para continuar explotando el filón si la cosa tiene éxito-, mostrando a un Sherlock Holmes agobiado por la fama que los relatos de Watson le han deparado y descubriendo los placeres de su recién adquirido anonimato. El detective viaja por Europa y acaba estableciéndose en París. Allí, para ganarse el sustento, entra a trabajar como primer violinista en la Ópera. ¿Adivinan con qué misterio puede enfrentarse Sherlock Holmes en tal escenario? Evidentemente, sólo podía tropezar con su famoso Fantasma.
Meyer reescribe la historia de Gaston Leroux -al que homenajea dando su nombre a uno de los personajes- y para ello lleva a cabo una excelente recreación del París del Segundo Imperio. Tal vez sea ésta su única nota sobresaliente, pues limitándose a utilizar trama y personajes creados por otros autores, no puede decirse de El ángel de la música que sea una obra original. De hecho, ésta nos parecerá extrañamente conservadora si la comparamos con alguna de las novelas anteriores del propio Meyer y su visión heterodoxa de Sherlock Holmes -quienes conozcan Elemental, doctor Freud recordaran su enfoque psicoanalítico del enfrentamiento entre Holmes y Moriarty. No tiene desperdicio-.
De cualquier modo, El ángel de la música está eficazmente narrada y no aburre en absoluto, por más que el lector conozca de sobras la historia del Fantasma de la Ópera de anteriores versiones. Meyer escribe con fluidez, sin bajones de ritmo y cuenta desde el principio con un triunfo en su mano que ya le da la partida casi por ganada: el carisma de su protagonista. Como tanto debió lamentar Conan Doyle, la fuerza de Sherlock Holmes sobresale por encima de cualquier artificio literario, aun del más torpe.