CONTENIDO LITERAL

("Diccionario de superhéroes", comentario de Armando Boix. Derechos de autor 1996, Armando Boix).

Aunque procuro evitarlo, reconozco que abrí las páginas de este libro con una idea preconcebida: iba a encontrarme con una especie de Hola del endogámico universo de los superhéroes. Tenía motivos para pensar así. Como ya he comentado con anterioridad, en los últimos años la crítica de cómics ignora cualquier valoración sobre las cualidades estéticas de las obras, su eficacia narrativa o los contenidos literarios; hacer crítica, piensan, se reduce a reseñar argumentos y a desplegar una erudición inútil sobre el anecdotario de cada personaje. Ya no importa analizar el lenguaje paracinematográfico de Jim Steranko o la crítica social en el Green Lantern de Dennis O'Neil y Neal Adams, pongamos por caso; lo único que parece preocupar a los críticos es cuántas veces se ha enfrentado Batman con el villano Ra's Al-Ghul y si el gángster que aparece en primer plano en la segunda viñeta de la tercera plancha de The Amazing Spider-man número 26 vuelve a aparecer en el Annual de 1973.
Por fortuna me equivocaba y el libro de Lorenzo Díaz no cae en esa trampa. Dentro de la concisión obligada en un diccionario no muy extenso, hace un comentario instructivo y perspicaz de cada personaje, anotando los necesarios datos técnicos -primera revista en aparecer, fecha, autores...-, pero siempre acompañados por una reflexión no exenta de humor sobre su importancia dentro del género, sus innovaciones o sus períodos más brillantes por guión o dibujo. Con amor al tema y sin concesiones, no se para en barras al remarcar la nula calidad de exitosos personajes o artistas populares, al tiempo que rescata títulos olvidados del gran público.
Contra lo habitual en muchos aficionados, casi sectarios en sus preferencias, su visión del género es amplia. En el diccionario podemos encontrar a clásicos de los 40 como Captain Marvel, Spirit o Plastic Man junto a novísimas incorporaciones del tipo Spawn y Youngblood -al que maltrata bastante, y con razón-; igual nos reseña a héroes paradigmáticos como Superman que a otros relacionados sólo tangencialmente con el género, como los excelentes Cerebus o American Flagg. Tal generosidad en la selección enriquece sin duda los contenidos del libro, y puede servir de guía a más de un aficionado al cómic que ande desencantado con tantos mutantes de músculos hipertrofiados y psicópatas armados hasta los dientes.