CONTENIDO LITERAL

("Certamen Alberto Magno de Fantasía Científica (1989-1994)", comentario de Juanma Santiago. Derechos de autor 1996, Juanma Santiago).

Toda antología de relatos ganadores de un concurso literario ha de ser irregular. Cierto que deberían existir algunos elementos homogeneizadores, tales como la extensión, la calidad y, en función de las características del certamen, incluso la temática; pero, a la hora de la verdad, no encontramos nada de eso. Los altibajos de calidad son llamativos y no permiten apreciar nada parecido a una progresión en el nivel de los premiados: para ello deberíamos leer todos los relatos presentados a concurso, no sólo los ganadores, y entonces nos haríamos una idea de la evolución del Alberto Magno. Y, en cuanto a la temática, permitidme que eche por tierra uno de los mitos del más reciente fándom: el supuesto carácter hard que se presupone para ganar este concurso. De los siete relatos aquí incluidos, sólo tres participan de los parámetros de este subgénero; los otros cuatro son de su padre y de su madre, como en cualquier otro concurso de CF. Que existe una tendencia es innegable, pero también lo es que ésta no es determinante. Así que, chicos, recelos fuera y a participar: Cuatrocientos billetes son cuatrocientos billetes.
La calidad de los relatos presenta serias variaciones. No obstante, hay aquí suficientes relatos de cierto nivel como para hablar de una antología interesante, tal vez la mejor que ha aparecido en el mercado del fándom a lo largo de 1995. Cierto es que los más interesantes ya estaban publicados, pero el tenerlos todos reunidos en este volumen conmemorativo es un incentivo para su adquisición.
La antología arranca con "La visita inesperada" de Félix Mª Goñi, triunfador en 1989 con un chiste alargado e innecesario que tiene por protagonista al San Alberto Magno que da nombre al concurso. Es como si algún espabilado se presentase al Domingo Santos con un remake de Los dioses de la pistola prehistórica o Gabriel y encima lo ganase... lo único prescindible del libro.
1990 encumbró el "Programa 1014" de Jorge Munnshe, uno de los relatos más hard de la antología y punto de referencia inexcusable para los lectores que gusten de este subgénero. Aunque uno ya está harto de leer por ahí que "está considerado el mejor relato presentado hasta ahora al concurso", justo es reconocerle un gran mérito al autor por haber urdido esta historia, nada menos que un tratado sobre las posibilidades de la biología puesta al servicio de la inteligencia artificial. Traspasado el umbral de la especulación científica (mucha y brillante, pero excesiva y perjudicial para la lectura en algunos momentos) "Programa 1014" deviene una reflexión sobre la búsqueda de la identidad propia. ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Es lícito utilizar como cobaya a un ser pensante? Son algunas de las preguntas que nos hacemos al leerlo.
En 1991 el premio se declaró desierto, por lo cual podemos leer las dos obras finalistas: "Un mundo dura mil años", eficaz intriga política en ambiente galáctico que ya publicara Gabriel Bermúdez en Instantes Estelares, y el "Informe sobre la muerte de D. Félix de Montemar", de Martín Blas Pérez Pinilla, que no termina de cuajar debido a su nula imaginación, pese a que cuenta con dos buenas bazas: el lenguaje y ambientación en el Siglo de Oro español y el éxito que supone afrontar un diálogo continuado por espacio de treinta páginas.
1992 marca el cenit del premio con "La pared de hielo", de César Mallorquí, brillante e impactante historia en torno a la ingeniería genética y el fanatismo religioso. Aunque ya es la tercera edición que se hace de este relato, su lectura merece siempre la pena y es ya uno de los clásicos de la CF española de los 90.
Tal vez por aquello de no repetir autor, o acaso por miopía del jurado, en 1993 se escatimó el primer premio a César Mallorquí por "El hombre dormido" y ganó un cuentecito como "La cláusula sexta", de Sten Svensson, exento de complicaciones y fácil de leer, pero con graves incongruencias argumentales, pésima caracterización de personajes y resolución bastante chapucera. En todo caso, su victoria no ofende y no se puede considerar una tomadura de pelo como "La visita inesperada".
Para compensar, en 1994 triunfó "Pensamientos virtuales", tan seria y transcendente como podría esperarse de Jorge Munnshe. En ocasiones parece un calco de "Programa 1014" -si la fórmula funcionó una vez, ¿por qué no iba a hacerlo de nuevo?-, pero cambiando la biología por la astronáutica y la informática. Este excesivo (auto)mimetismo lastra el cuento y hay momentos en que el monólogo del protagonista se hace insufrible, pero contiene algunos momentos muy hermosos que hacen de este otro de los buenos relatos de la antología.
Falta conocer el relato triunfador en 1995, "El bosque de hielo" de Juan Miguel Aguilera. Supongo que lo podremos leer en la próxima edición de la antología, allá por el año 1999... Hasta entonces insisto en que es muy irregular, pero los relatos de Bermúdez, Mallorquí y Munnshe hacen que merezca la pena.