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("Roger Zelazny", crónica de Armando Boix. Derechos de autor 1995, Armando Boix)

El pasado 14 de junio moría en Santa Fe el escritor Roger Joseph Zelazny, a causa de un cáncer de colon. Su desaparición es especialmente dolorosa, no sólo por la importancia de su obra, sino por suceder a una edad en la que un artista aún puede decir mucho. Pero si ya sólo podemos fantasear sobre esas historias que se han ido con él para siempre, al menos permanecen con nosotros las páginas que escribió, de las más importantes en la ciencia ficción de los últimos treinta años.
Su entrada en la literatura se produjo en 1962 con el relato "Passion play", publicado por Amazing, coincidiendo con una nueva generación de autores como Dish, Spinrad, LeGuin o Delany que demolerían las estrechas miras de la ciencia ficción de su época. Pero su obra no gozaría sólo del reconocimiento de la crítica especializada sino también del favor de los lectores. Muy pronto una de sus narraciones, A rose for ecclesiastes (1963) sería nominada para el Hugo, premio que conseguiría en seis ocasiones con las novelas This immortal (1966) y Lord of light (1967), y los relatos "Home is the Hangman" (1976), "Unicorn variation" (1982), "24 views of mount fuji by Hokusai" (1986) y "Permafrost" (1987), además de ser señalado con otros muchos galardones como el Nebula, Locus y Balrog.
Zelazny fue un autor de cuidado estilo, poético en ocasiones, preocupado en ofrecer una obra digna. Desarrolló su gusto por la mitología y los temas religiosos en novelas de ciencia ficción como las citadas This immortal o Lord of light y también en dos series de fantasía, dedicada una a Dilvish el Maldito, y la otra, más extensa, a la legendaria ciudad de Amber, que se iniciaría con Nine princes in Amber (1970) y cuenta con doce volúmenes, el último de ellos de 1991: Prince of chaos.
La lista de sus libros es extensa y, como sucede en toda producción de esas dimensiones, con los inevitables altibajos, aunque el tono medio alcance una calidad notable. Podemos entresacar su aportación a la ya mítica antología de Ellison, Dangerous Visions (1967) y sus colaboraciones con Philip K. Dick -Deus Irae (1976)- y Fred Saberhagen -Coils (1982)-; las colecciones de relatos Four For Tomorrow (1967) -con alguno de sus cuentos más famosos como A Rose for ecclesiastes y The doors of his face, the lamps of his mouth-, My name is Legion (1976) y The last defender of Camelot (1980); y de sus novelas, recordar entre otras, Isle of dead (1969), Damnation alley (1969), Today we choose faces (1973) y Eye of cat (1982), probablemente la mejor entre las publicadas en el último tramo de su carrera.
Con su fallecimiento han quedado inéditas una novela sin titular, basada en un fragmento de Alfred Bester, y la inconclusa novela de ciencia ficción Donnerjack.