CONTENIDO LITERAL

("2010: odisea dos", comentario de Joan Manel Ortiz. Derechos de autor 1983, Joan Manel Ortiz)

"Nunca segundas partes fueron buenas", dice el conocido refrán popular, y aunque esto ha sido puesto en entredicho en más de una ocasión, no sucede así con la tan cacareada secuela de 2001, la cual sólo llega a alcanzar una tibia mediocridad en medio de un maremágnum de acontecimientos apocalípticos en los que el autor intenta por todos los medios convencernos de que nos hallamos concluyendo una gran obra. Falso. La impotencia del padre de Cita con Rama es manifiesta, y se dedica a divagar durante cerca de 200 páginas a la búsqueda de una coherencia argumental que de al mismo tiempo alguna agilidad a la obra. En vano. 2010 concluye en un triste final de lo más peliculero que estoy seguro hará las delicias de los aficionados a los efectos "epesiales" el día, parece ser que no muy lejano, en que sea llevada a la gran pantalla.
El comienzo es bastante prometedor: Tras la pérdida definitiva de contacto con Bowman, los norteamericanos deciden enviar, en colaboración con los rusos, una nueva expedición en un intento de descubrir algo nuevo sobre el Monolito, averiguar que fue exactamente lo que sucedió y recoger todos los datos que la Descubrimiento tiene almacenados a bordo, e incluso, si es posible, traer a la propia Descubrimiento de vuelta a casa. Bueno, prometer, promete, ¿no? pues aquí queda todo. La teórica línea argumental se va diluyendo hasta llegar a la ausencia total de la misma, y su lectura raya el aburrimiento.
Sobre el fantasma espacial prefiero ni hablar.
Ahora bien en 2001 el Monolito orbitaba Saturno, y Kubrik, al rodar la película lo situaba en Júpiter (se ve que era mucho más fotogénico). ¿A qué no adivináis dónde están ahora, en esta 2ª parte de la Obra Maestra? ¡¡Ajá!! Acertaste. Orbita Júpiter. Así pues, el desprevenido que se lea las dos novelas seguidas se quedará boquiabierto al observar que, por algún juego de prestidigitación todo ha sido trasladado de golpe de un planeta a otro. Maravillas de la moderna técnica, petit. Así lo tienen más fácil los chicos del cine cuando tengan que hacer la película (hay que estar preparado para la vida moderna...).
En fin, que ni las escenas descriptivas, en las que Clarke siempre nos ha deleitado, sirven para realzar el resultado final. Todo se viene abajo en el tedio de lo hecho por lo comercial, para vender.
Sólo se escapan de la quema los pocos capítulos dedicados a HAL, los cuales están bastante bien tratados, -nótense los interesantes planteamientos de razonamiento lógico que el autor describe con profusión de detalles-. La lástima es que son, tan pocas páginas...
-¿Pero se revela al final el misterio del Monolito? -pregunta un posible lector cualquiera...
-Ni hablar de eso -le contesto yo- al menos no totalmente. Si lo hiciera... ¿cómo se iba a hacer una posible tercera parte?
Eso digo yo, ¿cómo? si, al final casi se nos va al garete medio sistema solar en medio de apocalípticas visiones del nacimiento de un nuevo sol?
Concluyendo, que te quedas igual, si no peor que antes de leerla y te da la impresión -casi diría certidumbre- de haber hecho el primo comprándotela.