CONTENIDO LITERAL

("Irracionalidad de suscribirse [la]", artículo de Francisco M. Mancera Romero. Derechos de autor 1995, Francisco M. Mancera Romero)

Una vez que un lector de fanzine (o de cualquier otra publicación periódica) ha decidido adquirir los siguientes números de esa publicación, aparece una interesante cuestión: suscribirse o no suscribirse. Si el lector analizado decide suscribirse, paga por adelantado un precio fijado por el editor de la publicación y a cambio, recibirá en su domicilio los futuros números de la revista. Antes del análisis concreto cabe destacar la diferente situación que supone la facilidad que el lector tiene de conseguir la revista. Por ejemplo, si reside en un pueblecito de Lérida es más difícil de conseguir que si residiese en la ciudad de Barcelona.
El contrato implícito que supone la suscripción dista mucho de ser contingente, es decir, que cubra todas las posibles circunstancias; básicamente no cubre al suscriptor del riesgo de quiebra o abandono de la edición del fanzine. Ante esta eventualidad, la indefensión del suscriptor es completa.
Un lector se suscribirá si le sale a cuenta; es decir, si y sólo si, el precio de la suscripción es menor o igual que la valoración monetaria que el lector hace de los números de la revista estipulados en la suscripción (1). El precio de suscripción es muy fácil de calcular ya que lo fija el editor y sólo en aquellos casos en que el suscriptor corra con los gastos de la transacción deberá añadirse ese coste al precio anterior. La forma tradicional del pago es con un giro postal lo que aumenta el coste, porque el suscriptor paga las tasas del giro. También se paga por talón a favor del editor, pero éste recibe menos del valor nominal, pues él paga la tarifa de las entidades financieras por este servicio. No analizaré la determinación del precio de suscripción por parte del editor al quedar fuera de contexto, pero parece claro la existencia de un límite máximo para el precio: la suma de los precios individuales de las revistas que se estipulan en la suscripción.
La determinación del valor monetario de las revistas por parte del lector es una materia compleja y subjetiva, pero a pesar de ello existen unas pautas y prácticas que permiten esclarecer esta valoración. Enumero los factores considerados.
1.- La valoración estará compuesta por la suma de los precios individuales "descontados en el tiempo" de las revistas que se estipulan en la suscripción. ¿Qué se entiende por precio descontado en el tiempo?; el descuento captura la diferencia de valor de diferentes cantidades de dinero en diferentes momentos del tiempo. Esta técnica sería la aproximación más burda al valor subjetivo. De hecho, existen múltiples razones que modifican esta valoración.
2.- Es fácil imaginarse la existencia de unos cuantos costes en la adquisición de la revista: el de transporte y el del tiempo necesario para hacerla. Lógicamente, lo comentado al principio sobre el lugar de residencia del lector se refleja en este coste.; en este sentido, un mayor abanico de establecimientos que distribuyan la revista no favorecen la suscripción (2). Luego, estos costes subjetivos (para cada lector pueden ser diferentes) asociados a la adquisición hacen más interesante suscribirse.
3.- Pero si no me suscribo y en una de las ocasiones voy demasiado tarde o fruto de la buena gestión del editor, la revista alcanza demandas insospechadas, corro el peligro de quedarme sin mi número. Aunque la eventualidad de quedarse sin revista es posible, no es probable. Este riesgo también favorece la suscripción.
4.- Otro factor que en algunos momentos puede ser importante, es la posible elevación (o disminución) (3) del precio de venta. El suscriptor está cubierto normalmente de este aumento, en los números que resten para concluir la suscripción. Por lo tanto, el hecho de no estar suscrito supone un riesgo, con una cierta probabilidad de aumento en el precio. De nuevo, tanto la probabilidad como la cuantía del incremento de precio son subjetivas Respecto a la probabilidad de subida, necesariamente debe ser muy baja, dado que los procesos inflacionarios españoles actuales y previsibles en un futuro cercano no deberían ser muy grandes. Además, la vida media de las revistas por desgracia es muy baja, por lo que no suelen ser necesarias las revisiones de sus precios, desde su inicio hasta su desaparición.
Resumiendo, cuanto mayor sea la probabilidad y cuantía del incremento del precio, más atractivo es suscribirse.
5.- Existe un elemento de análisis totalmente ajeno al editor y al lector: el servicio de correos. Aparte de la eventualidad de quién corre con los costes de envío, existe para el lector un riesgo, que dependiendo de la buena voluntad del editor se compartirá o no. Estoy hablando de los retrasos, deterioros de las revistas y pérdidas del paquete postal. Por lo tanto, si no me suscribo, no sufro estos riesgos. Afortunadamente parece que Correos comienza a normalizar su servicio, pero no deben desestimarse posibles recaídas. Así, cuanto peor servicio preste correos menos interesante es suscribirse.
6.- El factor más importante de la valoración ya se ha anticipado: la corta vida de las revistas. Existe una posibilidad (por desgracia muy alta) de que la revista desaparezca y deje colgado al suscriptor, Al lector no suscrito no le afecta, puesto que aunque queda privado de su lectura, no ha realizado ningún desembolso previo. Luego, a mayor riesgo de desaparición, menos atractivo es suscribirse.
7.- Un fenómeno estrictamente relacionado con el descrito en el anterior párrafo es el posible aumento de la probabilidad de subsistencia que provoca una nueva suscripción. Debido al escaso número de lectores y al aún menor de suscriptores, una nueva cuota supone un incremento porcentual y real en el número total de suscriptores, que puede suponer un respaldo moral y material que permita al editor seguir adelante. Este efecto positivo a la hora de la suscripción, no puede de ninguna manera compensar la alta probabilidad de desaparición; la historia de los fanzines españoles está ahí para ratificar este supuesto.
8.- Bastantes faneditores y asociaciones que editan una revista, distribuyen de forma paralela a su revista, unos boletines exclusivos para sus socios (4). Por lo tanto, deben valorarse monetariamente esos boletines, el número que se recibiría durante la suscripción, su periodicidad y tener además en cuenta el efecto del tiempo, al igual que se hizo con la revista. Cuanto mayor número y calidad de estos boletines, más atractiva se vuelve la suscripción.
9.- Existe otro factor que puede influir. En la mayor parte de los casos, el reducido fándom español hace coincidir a los fans activos (escriben relatos, artículos, ilustran, envían cartas al editor, reseñas de libros y cualquier tipo de colaboración) con los suscriptores a las revistas. La supuesta mejor predisposición de un editor a publicar una colaboración de un suscriptor, que una colaboración realizada por un lector, puede influir positivamente en el potencial suscriptor, a la hora de decidir abonarse (5). Por lo tanto, existe una valoración monetaria de poder ver publicada una o varias colaboraciones, al estar suscrito. Mientras que si no se suscribe, esas colaboraciones (y no todas) no serían publicadas. De esta forma, cuanto más importancia tenga este fenómeno para el lector más le interesará suscribirse.
Así, de comparar el precio de la suscripción que fija el faneditor con la valoración subjetiva que el lector hace de la revista, se suscribe o no dependiendo de cuál es mayor. Como se ha visto, este último valor se obtiene de contabilizar los factores antes expuestos. Puede parecer que no exista una clara intuición de cuál será mayor (el precio estipulado o la valoración del lector), pero no se deben perder de vista dos detalles. El primero y más importante, es la ya antes expuesta posibilidad de desaparición de la revista, que desaconseja suscribirse. El segundo, lo tenemos en el propio precio de suscripción, que cuanto más cerca está del resultado de multiplicar el precio por el número de revistas menos interesante es suscribirse (6). Los otros factores que he enumerado, aunque importantes, no tendrán un efecto muy relevante para la gran mayoría de lectores. El bajo número de suscriptores y la corta vida de las revistas parece indicar que los aficionados nos suscribimos muy poco a las revistas. Esto se explica por dos motivos. Uno, que somos muy pocos los aficionados a la ciencia ficción y segundo, que tras sopesar los pros y los contras, no sale a cuenta suscribirse. En otras palabras, no es racional pagar por adelantado algo que seguramente nunca se llegará a tener.
Pero entonces debe realizarse una muy desagradable pregunta: ¿son irracionales los aficionados que sí lo hacen?. La respuesta es un no a medias. No, porque puede ocurrir que las apreciaciones subjetivas del suscriptor en su análisis, indiquen la conveniencia de suscribirse. Pero personalmente este no es mi caso y estoy suscrito a unas diez publicaciones. Entonces ¿soy un irracional?; aunque conozco a muchas personas que lo afirmarían sin ningún tipo de remordimientos y que continuamente me insinúan la conveniencia de hacerme visitar por un buen psiquiatra, debo decir en mi defensa que existe un último factor en la valoración que no he explicado:
10.- Existen factores psicológicos en la decisión de suscribirse a un fanzine de ciencia ficción: la pertenencia a un grupo. La pertenencia a una subcultura es un fenómeno ampliamente estudiado desde la psicología, que enuncia como hecho, positivo. el pertenecer a un grupo exclusivista: el reforzamiento de la personalidad, la autoafirmación, seguridad en uno mismo y la existencia de un conjunto de valores compartidos (científicos, sociales, morales, políticos, religiosos... ).
Luego, nos suscribimos porque nos gusta nuestro grupo, estamos contentos en él, nos identificamos con el editor, el colaborador, los demás suscriptores, los escasos anunciantes e incluso con el impresor; en fin, es como estar en casa. Este fenómeno permito explicar la resistencia de ciertos individuos (yo entre ellos), a abrir el ghetto personas poco amantes del género, que puedan reducir ese sentimiento gregario que permite la subsistencia de actividades totalmente irracionales e inviables desde un punto de vista pragmático.

Notas:
(1) A modo de ejemplo, cojamos el fanzine de mayor difusión nacional: BEM. El lector puede suscribirse por el precio de 2.700 ptas. a seis números de periodicidad bimensual y con un precio individual de 475 ptas. De esta forma si la valoración monetaria que el lector hace de esos seis números fuese por ejemplo de 3.000 ptas. se suscribirla. Pero si sólo las valorase en 2.500 ptas. no lo haría y las adquiriría cada dos meses en el establecimiento donde habitualmente se provee de la revista.
(2) De segundo orden, pero no menos interesante es la cuestión de cómo una revista con pocos puntos de venta, se da a conocer a sus posibles lectores.
(3) La lógica y la historia muestran que en situaciones con inflación los precios de las cosas no disminuyen, pero existe un precedente, muy reciente que lo contradice. La revista Cygnus, cambió de formato pasando de A4 a A5 y disminuyó su precio de 300 ptas. a 280 ptas.- Pero no sólo no disminuyó su calidad, sino que aumentó su número de páginas. Envié una carta al editor desaconsejando esta medida; si alguien está interesado en conocer los motivos aducidos, puede solicitarme una copia mediante Mundo Imaginario.
(4) Ejemplos: Gaceta del Fándom (Mundo Imaginario), Lothorien (Elfstone), Pórtico (AEFCF, esta publicación es gratuita para el socio pero se puede comprar el Visiones anual)...
(5) En el caso de Mundo Imaginario es representativo, pues sólo publica colaboraciones de socios. Aunque esta norma de la asociación sistemáticamente no se ha respetado y el porcentaje de colaboraciones de autores no socios es similar al del resto de fanzines respecto a sus suscriptores.
(6) Es un trabajo interesante abordar cuán rentable es suscribirse a las revistas españolas, teniendo únicamente en cuenta el descuento. Para conocer el negativo sólo hay que escuchar a las personas de nuestro entorno que no comparten nuestra afición.