CONTENIDO LITERAL

("Convenciones de ciencia ficción [las]", artículo de Luis Vigil. Derechos de autor 1972, Luis Vigil)

Los pasados días 21, 22 y 23 de febrero se ha celebrado en Madrid la HispaCón 75, o sea la Tercera Convención Española de Ciencia Ficción, que ha reunido a algunos de los autores y aficionados más destacados que, de ese género literario, existen en nuestro país. Para el aficionado veterano, el término HispaCón ya es suficientemente explicativo, y connota toda una serie de actos que definen una Convención; pero como para el profano no significa nada, antes de dar una breve reseña de lo que ha sido esta reunión, a la que he tenido el gusto de asistir, no solamente en virtud de mi larga asociación a este género literario, sino también como informador, voy a tratar de introducir al lector novel en el mundo de los aficionados a la ciencia ficción, un mundillo literario que no creo que tenga parangón en ningún otro género.

EL FÁNDOM, O MUNDO DE LOS AFICIONADOS
Pues lo cierto es que existe toda una actividad paralela entre los fan (o aficionados, ya que durante todo este artículo voy a utilizar una serie de términos anglosajones que se han impuesto en el mundillo internacional, por la indudable primacía estadounidense en este género) de la Ciencia Ficción que no se da entre los de las novelas del Oeste, las bélicas o las policíacas, por ejemplo.
¿En que consiste esa actividad paralela? Bueno, en realidad se desarrolla según muchos cauces. Yo creo que la trayectoria normal que sigue un lector (al menos en los países, tales como los Estados Unidos, Gran Bretaña o la República Federal Alemana, en los que existe un fuerte fándom) para llegar a convertirse en fan activo es la siguiente: un día descubre que le gusta la ciencia ficción y que ha de dar a conocer sus puntos de vista; por consiguiente escribe a algunas de las revistas del género y su carta aparece en la sección de correspondencia de la misma. Esto hace que algún otro lector polemice con él en las páginas de la citada revista o bien que trate dé ponerse en contacto, ya sea epistolar o directamente.
En cualquier caso, si el lector se ha sentido picado por el bichito de la inquietud, proseguirá hurgando en el mundillo del fándom, y descubrirá que existen unas revistas paralelas, los fanzines, hechas por aficionados, en las que puede colaborar, ya sea con artículos, con relatos o con ilustraciones.
Quizá descubra también que en su localidad o alguna cercana existe un club dedicado a la SF, y empiece a acudir a las reuniones del mismo. Allí podrá tener contacto con otros aficionados, discutir sobre el género, los autores y las obras concretas, informarse de obras poco conocidas, intercambiar libros y, en general, compartir su afición, pues a menudo, antes de entrar en el mundo del fándom, todos los aficionados a la SF tenemos la terrible duda de si no seremos los únicos "locos" a los que nos gusta ese género, al que vemos despreciar olímpicamente por tantas "vacas sagradas" de la cultura oficial.
Y, por fin, algún día se enterará de la celebración de una Cón, una reunión de aficionados. Si acude a ella, podrá tener contacto con fans llegados de la región; si es regional del país, si es nacional, e incluso de otros países, si es internacional. Para una persona que esté muy dedicada a su afición, como suele ser el caso de los aficionados a este género, tal cosa puede ser una experiencia inolvidable.

LAS CONVENCIONES
Tenemos, pues, que nuestro hipotético fan se ha graduado ya en el mundo del fándom: ha escrito a las revistas profesionales, ha colaborado con las de aficionados (o incluso quizá ha llegado a publicar una él mismo) y se ha hecho de un club. Y ahora va a una convención... ¿qué hallará en ella?
La Convención de Ciencia Ficción estilo "Estados Unidos" comprende una serie de actos, unos más serios, de trabajo, y otros más folklóricos, destinados a solazar a los reunidos.
Entre los actos de trabajo se acostumbran a hallar las inevitables conferencias, en las que un profesional o estudioso de la ciencia ficción hablará sobre algún intrincado aspecto técnico de la misma, tal como "La influencia del Ciclo Germánico de los Nibelungos en la obra de Sprague De Camp", o "Problemas de la traducción de las novelas de Harlan Ellison al swahili". También son frecuentes las mesas redondas, en las que se ventilan mil y una opiniones (que casi nunca llegan a ser puestas de acuerdo) sobre temas tales como "El estado actual de la SF en nuestro país" o "La SF moderna".
También podríamos clasificar como de trabajo unos actos no programados por los organizadores de toda convención, pero básicos en las mismas (y que debo reconocerlo, a mí me atraen mucho más que los actos oficiales ): las reuniones de pasillo o de bar, es decir las que tienen lugar entre asistentes, fuera del horario de reuniones propias de la Cón. En estas "miniconvenciones" se establecen contactos, se consolidan amistades y se intercambian puntos de vista, cosas todas ellas muy valiosas, sobre todo cuando se trata de convenciones internacionales... Si no fuera por esto, ¿cómo iba yo a haber conocido, y perdonen que me utilice como ejemplo, al Secretario de la Unión de Escritores de Rumanía, al propietario del único Museo de Ciencia Ficción, sito en Los Ángeles, al más importante de los autores de la Alemania Federal y a un editor húngaro?
En cuanto a los actos folklóricos, éstos son de diversos tipos, según donde se realice la convención y pueden ir desde el baile folklórico tirolés (que éste informador tuvo que soportar en Heidelberg) hasta los bailes de disfraces tan queridos de los fans norteamericanos, pasando por los cambalaches de libros, la subasta de objetos más o menos relacionados con la SF, los campeonatos de ajedrez tridimensional, la representación de obras de teatro de ciencia ficción, etc.
Total, una serie de actos, casi siempre excesivos en número, por lo que apenas si dejan tiempo para comer y dormir, que acostumbran a culminar en el banquete final (normalmente incomestible, y que no acostumbra a llevar incluido en su abusivo precio la bebida) y la entrega de premios. Pues la concesión de premios, que pueden proliferar hasta tal punto que haya para casi todos los asistentes, son casi como la rúbrica con que debe acabar toda convención de ciencia ficción que se precie.

HEIDELBERG, TRIESTE, GRENOBLE Y OTROS LUGARES MÁS
Como ya he dicho, las convenciones se celebran a diversos niveles, que van desde la de barrio (si se puede llamar barrio al Manhattan neoyorquino) hasta la mundial. En general, reciben un nombre compuesto por el sufijo Cón al que precede parte del nombre geográfico del lugar en que se celebra la convención, o de la zona que abarca.
Así la convención celebrada en Heidelberg en 1970 fue la HeiCón, y la llevada a cabo en Los Ángeles el año 1972 fue la LACón. En el caso de las mundiales, se las acostumbra a designar por WorldCón (del término inglés world = mundo), y así la HeiCón fue también la 28ª WorldCon, mientras que la LACón fue la 30ª.
Por el momento, y desde mi entrada en el mundo de la SF como profesional (allá en 1966), he tenido la oportunidad de asistir a una WorldCón, la de Heidelberg y a dos EuroCones (convenciones europeas, como el lector astuto habrá ya supuesto), la de Heidelberg y la de Grenoble, celebrada en 1974. Y, en 1976, espero asistir a la 3ª EuroCón que debe celebrarse, si no surge ningún inconveniente, en Poznan, Polonia.
En dichas convenciones he logrado entablar buenos contactos, realmente útiles para mi vida profesional como escritor de SF; lograr buenos amigos, algunos de los cuales jamás hubiera conocido de no haber asistido a esas reuniones; me lo he pasado bien en ciertas ocasiones y he sufrido una gran vergüenza ajena en otras (por ejemplo, al ver evolucionar a señores vestidos con mallas, haciendo el papel de ridículos caballeros medievales en una ceremonia de consagración de nuevos miembros de la Orden de St. Fanthomy, una especie de club británico de iniciados en la SF).
Resumiendo, y si tuviera que hablar de su experiencia como asistente a convenciones, el que suscribe debería decir que está satisfecho de haber asistido a ellas, si bien de volver a tener que iniciar esta actividad como congresista procuraría ahorrarse algunas de las sesiones a las que asistió (no puede dejar de rememorar a los obesos y rubicundos bávaros, dándose palmadas al ritmo de la música de trompas de caza en el fondillo de sus pantaloncitos de cuero) y trataría de maximizar otros momentos (como aquél en que acudió a recoger el premio concedido a su revista, Nueva dimension, como la mejor de Europa, en la convención de Trieste, 1ª EuroCón).

LAS CONVENCIONES DE SF EN ESPAÑA
En nuestro país, las convenciones tienen una muy breve historia. Apenas si se podría dar tan pomposo título a las dos reuniones de amigos celebradas en Madrid y Barcelona, allá a finales de 1967 y principios de 1968, respectivamente, para coordinar la colaboración de una serie de escritores y artistas en la recién creada revista Nueva dimension. Por ello, con cariñosa justificación, alguien iba a denominarlas MiniConvenciones, por lo reducido de la asistencia y del programa (apenas si una charla alrededor de las mesas de un bar).
Es preciso esperar hasta 1969 para que se realice la 1ª Convención Española de Aficionados a la Ciencia Ficción, que recibiría el apelativo de HispaCón 69 (por creer sus promotores más sonoro este nombre que EspaCón). Esta convención no sólo iba a ser la primera celebrada en el país, sino que hasta la fecha sigue siendo la más importante, tanto por la riqueza de sus actos como por el número de los asistentes, que no iban a volver a ser tantos en ninguna de las dos posteriores reuniones a nivel nacional.
Esto se debió a la existencia, en tales fechas, de un club. dedicado a la SF, el Círculo de Lectores de Anticipación (hoy desaparecido), que logró polarizar a una serie de elementos que posteriormente se han retirado del fándom, y también a la existencia en esos momentos de un verdadero mecenas de la SF, Luis Giralt, que subvencionó parte de los gastos de los actos.
Gracias a estas dos circunstancias fue posible, durante los días 6, 7 y 8 de diciembre, asistir a cócteles, mesas redondas, proyecciones cinematográficas, una representación de teatro, conferencias, un banquete de clausura y la inevitable entrega de premios. Todo ello alcanzó una altura cualitativa y cuantitativa que no se iba a poder repetir, hasta la fecha.
En 1970 estaba programada la 2ª Convención, que según un plan acordado por los fans del país, seguiría una rotación entre Barcelona y Madrid, por ser estas dos ciudades las que albergan mayor cantidad de aficionados, aceptando !a hospitalidad de cualquier otra ciudad española en cuanto un grupo lo bastante nutrido de aficionados se comprometiese a llevar a cabo las tareas de preparación de los actos. Pero, la convención de Madrid no pudo llevarse a cabo, pues los tiempos no eran muy adecuados para las reuniones, por estar celebrándose por aquellas fechas el juicio de Burgos. Y aunque ya existía una autorización verbal previa y grupos de aficionados de diversos puntos de nuestra geografía se habían acercado a la capital, no fue concedido el definitivo permiso por las autoridades gubernativas, por lo que la HispaCón 70 abortó.
Los días 16 y 17 de octubre se celebraría, de nuevo en Barcelona, la HispaCón 71. Iba ya a ser una reunión mucho más modesta que la 1ª Convención: el CLA estaba ya dando sus últimas boqueadas, y nadie se encargaba de pagar los posibles déficits presupuestarios, así que la reducida asistencia (la menor de las tres HispaCones) se debió contentar con unos sobrios actos, muy de trabajo, sin apenas ningún aspecto folklórico, y desde luego, nada a la escala de la 1ª Convención.
El poco interés manifestado entre los aficionados españoles con su falta de asistencia a la HispaCón 71 iba a ser la causa de que, desde 1972 al año actual ya no se llevase a cabo ninguna de estas reuniones. Fue una época de "vacas flacas" para el fándom, en la que parecía que todo iba a desaparecer: dejaron de publicarse las más importantes colecciones de libros de SF, se hundió por fin el CLA e incluso los más perseverantes editores aficionados dejaron de publicar sus fanzines.
Y así llegamos hasta este momento.

LA HISPACÓN 75
El único puntal que había seguido sosteniendo a la afición española durante estos años negros había sido esta revista, que, a través de sus secciones de correspondencia e informativas, había mantenido encendida una mínima llamita de esperanza. Los fans de las primeras épocas iban profesionalizándose o desapareciendo totalmente del horizonte del género, y esa misma renovación del fándom hizo que surgiera de nuevo la oportunidad de que se convocase una reunión. A esto contribuyó la constitución en Madrid, y como parte del conocido Club CCC, de un Grupo de Ciencia Ficción que, tras venir reuniéndose de modo periódico durante una serie de meses, se planteó la idea de convocar una nueva HispaCón, en 1975.
Contando como organizadores a Miguel Ángel Arenas de Pablos y Carlos Sáiz Cidoncha, la HispaCón 75 ha representado un verdadero éxito, sobre todo por lo que tiene de inicio de un movimiento de las oxidadas ruedas del fándom nacional, que es de esperar que no vuelvan ya a detenerse.
Y no podría el informador cerrar este reportaje sin hacer una breve reseña de los actos que le dan título: El día 21, los asistentes, que superaban el medio centenar (lo que triplica casi el número de asistentes a la HispaCón 71, pero que no llega ni a aproximarse al de los que estuvieron en la HispaCón 69), fueron recibidos en los locales del Grupo del CCC, desde donde se trasladaron al Centro Asturiano, lugar en que se iban a celebrar casi todos los actos.
En dicho Centro se iba a celebrar, el 22, la proyección de las cintas Batalla más allá de las estrellas y Hace un millón de años, así como se impartiría, por parte del Dr. Alfonso Alvarez Villar, la conferencia "Sicoanálisis en la Ciencia Ficción". (Otra conferencia, sobre "Ciencia Ficción y Evasión", que iba a ser pronunciada por Carlo Frabetti, no fue autorizada por las autoridades gubernativas). Completaría el programa del día una mesa redonda sobre "Los géneros marginales en la Ciencia Ficción".
Al día siguiente, el 23, se llevarían a cabo un par de mesas redondas, muy animadas por las polémicas establecidas entre los asistentes, sobre "El estado actual de la Ciencia Ficción en el mundo" y "... en España". Cabe destacar en la HispaCón de este año la actuación de diversos componentes del fándom nacional, tales como Jaime Rosal del Castillo, fundador del fenecido CLA y uno de los editores de fanzines que estuvo en activo durante más años; Carlo Frabetti, importante crítico del género; Jesús Cuadrado, informador acreditado en la HispaCón, que tuvo acertadísimas intervenciones; Agustín Jaureguízar, culto bibliófilo de la literatura de SF... y el autor de este articulo.
Como es habitual, la HispaCón 75 terminó con una cena de clausura, durante la cual fueron entregados los premios a los cuentos de Ciencia Ficción galardonados en el concurso convocado por los organizadores y que fueron: primer Premio a "La flor de los cielos" de Jorge Fernández Higueras, segundo a "Anfiteatro" de Joaquín Doménech Segura y tercero a "El último pensamiento de la Tierra" de Jesús Gómez García.

... Y EL FUTURO
Y ya nada más, sino esperar el futuro, con la próxima celebración (durante este año, pero en fecha aún no especificada) de la 1ª CataCón, o convención regional catalana, y de la próxima HispaCón, para la que están previstas las fechas del 19 al 21 de marzo de 1976 y que se celebrará en Barcelona.