M. John Harrison ha conseguido con El curso del corazón un relato sólido, inquietante y obsesivo que narra los derroteros que sigue la vida de tres amigos -el narrador anónimo, Pam Stuyvesant y Lucas Medlar- que, en su época estudiantil, llevan a cabo una ceremonia ritual con la ayuda de un mentor -el oscuro Yaxley- en la que se les revela el misterio del Pleroma gnóstico.
En los siguientes años de su vida, todos ellos se verán acosados por una manifestación personal del Pleroma -una pareja blanca en el caso de Pam, un enano en el de Lucas, olor a rosas para el narrador-, al tiempo que intentan rehacer su vida y olvidar el Pleroma para siempre. Mientras tanto, Yaxley va adentrándose cada vez más en el campo de la magia, la perversión y el oscurantismo; incursiones en las que le acompaña, en ocasiones, el narrador.
El ambiente de El curso del corazón es asfixiante, y uno de los mayores méritos de Harrison consiste en lograr esa atmósfera densa no sólo a través de las esporádicas manifestaciones del Pleroma, sino por la vida cotidiana que lleva cada uno de los personajes. La monotonía del día a día, un matrimonio gris, una existencia sin expectativas de ningún tipo o una larga enfermedad, resultan más aterradoras que cualquiera de las fantasmales apariciones del Pleroma. Para escapar en la medida de sus posibilidades de esa vida vacía, Pam y Lucas, casados en un intento desesperado e infructuoso por huir de su soledad, fantasean con la historia de Michael Ashman y el Coeur (el "Corazón"), la manifestación del Pleroma que apareció por última vez en el siglo XV.
El curso del corazón es una estupenda novela -únicamente podría reprochársele que el grado de abstracción que llega a alcanzar, en algunas ocasiones deja al lector momentáneamente desorientado- de difícil clasificación (¿terror-existencialista, tal vez?) que demuestra que pueden hacerse cosas realmente nuevas en el ámbito de la literatura fantástica.