CONTENIDO LITERAL

("Un encuentro en la tercera fase", artículo de Javier Redal. Derechos de autor 1995, Javier Redal)

Si tiene usted un "encuentro en la tercera fase" con un ser vivo inteligente extraterrestre, deberá tener muy en cuenta los siguientes consejos:
- Evite sonreír. Si lo hace, hágalo brevemente.
- No lo abrace bajo ninguna circunstancia. ¡Ni siquiera lo toque con la mano!
- Inclinar la cabeza o incluso hacer una reverencia puede ser una buena idea; pero antes fíjese en su cabeza (es la cosa donde estarán los ojos y la boca). Si tiene cuernos, placas óseas, etc., incline la cabeza hacia atrás.
- Coja, por ejemplo, un trozo de pan o un bocadillo y ofrézcaselo (por si acaso, coja un bocado y mastíquelo ostensiblemente). Si lo acepta, no se preocupe si no se lo come, o come un bocado y lo escupe disimuladamente en la palma del tentáculo. Las mismas reglas valen, mutatis mutandis, si él le ofrece comida: no está usted obligado a comérsela (haga el gesto si quiere).
- Si no tiene comida a mano, ofrezca un objeto que sea obviamente inofensivo: una ramita arrancada de una planta, o un ramo de flores (no se preocupe si se las come. Sobre gustos no hay nada escrito). Si él hace lo mismo, acepte igualmente.
Recomendación final: inevitablemente, cometerá usted "errores de protocolo". Consuélese pensando que los seres inteligentes tienen un repertorio de conducta muy amplio. Si usted se inclina ante un extraterrestre con cuernos, no es probable que lo tome como una amenaza y le ataque. Puede que ni siquiera se ofenda, o piense que usted es un grosero. Pero es muy posible que usted le caiga antipático... sin que él mismo sepa por qué.
Estos consejos tienen un fundamento científico; se basan en la Etología (de ethos costumbre), rama de la Biología que estudia la conducta animal. Helo aquí:
No sonreír. Mostrar los dientes es una amenaza (deberíamos precisar "en los vertebrados"). El combate puede ser a mordiscos, o puede que no. Los caballos muestran los dientes para amenazar, pero no se muerden: cocean. Se presenta en todos los vertebrados, por tanto este gesto debió aparecer muy pronto en su evolución, en la Era Primaria.
En cambio, la risa y la sonrisa debieron aparecer hace pocos millones de años, pues son exclusivamente humanos. ¿Por qué mostrar los dientes se ha convertido en un saludo? La respuesta es que los animales sociales presentan una amplia gama de saludos, mezcla de gestos de amenaza y de apaciguamiento muy ritualizados. El consejo es válido si los extraterrestres no tienen dientes (las aves abren la boca para amenazar; sus antepasados reptiles si los tenían).
No abrazar. El abrazo existe como saludo entre humanos y los monos... y en ningún otro grupo. A la mayoría de los animales no les gusta que los toquen, incluso un individuo de sexo opuesto: otra de las finalidades del "cortejo" precisamente, apaciguar al otro para que permita la proximidad. Por ello prevenimos al lector con energía. ¡Podría ser el último gesto de su vida!
Inclinarse. Rebajar la altura del cuerpo es un gesto casi universal de apaciguamiento. En seres humanos, puede variar según la cultura: inclinar la cabeza, inclinar el torso, arrodillarse, postrarse, etc.; pero el principio básico es el mismo. A propósito, si lleva sombrero o algo en la cabeza, quíteselo: el sombrero realza la estatura. La única excepción es si los extraterrestres llevan cuernos en la cabeza: inclinarse sería ofensivo, como saludar haciendo el gesto de abofetear. Recomendamos aplicar el "principio de antítesis": el apaciguamiento es el contrario del de amenaza.
Ofrecer alimento. Otro gesto prácticamente universal. La inmensa mayoría de los animales siente inhibiciones a agredir a sus propias crías; muchos gestos de "cortejo" se basan en que el macho ofrece o pide, alimento a la hembra (el beso tiene ese origen). En culturas humanas, ofrecer alimento o bebida al invitado es una práctica universal. Incluso entre invertebrados: en algunas especies de arañas, el macho ofrece a la hembra una sabrosa mosca primorosamente envuelta en seda. La necesidad de apaciguarla es muy importante; a menudo la hembra pesa cuarenta veces más que el macho, y tiene la costumbre de zampárselo después...
Ofrecer regalos. Como en todo gesto ritualizado, que el alimento ofrecido se coma o no es indiferente. Incluso puede sustituirse por un objeto no comestible: en algunas arañas, el macho ofrece una ramita envuelta en seda. Por supuesto, la función de apaciguamiento puede haberse independizado de la primitiva función reproductora. Entre las aves, otra forma de apaciguar a la hembra es mostrar la propia disposición reproductora (esta es la tercera finalidad del "cortejo"). Puede ofrecerse una ramita para construir el futuro nido. Si es aceptada, la hembra puede usarla para construirlo, o puede que no (algunas especies anidan en tierra, pero el regalo de la ramita sigue existiendo. Lo que indica que los antepasados de estas especies anidaban en árboles).