CONTENIDO LITERAL

("Serie de Ender: una interpretación [la]", artículo de Fernando Bendala Álvarez. Derechos de autor 1992, Fernando Bendala Álvarez)

Todas las obras literarias, todas las obras de arte, tienen una idea principal que es la que guía al autor a lo largo de la producción del objeto artístico. En general, de la habilidad del artista para comunicar su idea, de la calidad de ésta y del nivel de comprensión del público depende el éxito o el fracaso de la empresa.
El tema de fondo de El juego de Ender y de La voz de los muertos es mostrar el problema de la comprensión, del diálogo con otras especies inteligentes. Considero que ésta es la clave para poder llegar a otra lectura de la obra, más profunda y amplia, que habla sobre nuestra propia naturaleza como seres humanos cuando nos enfrentamos a seres de los que no conocemos nada y con los que es imposible la comunicación.
La antropología filosófica postula que los seres humanos infestamos el universo. A grandes rasgos, esto significa que proyectamos nuestras ideas sobre el mundo que nos rodea y que de esta manera lo invadimos, lo hacemos nuestro y así logramos comprenderlo, transformándolo a nuestra naturaleza.
En alguna ocasión, todos hemos pensado de nuestro gato que es simpático, que está contento, que está aburrido, que es muy listo, que piensa que... Así infestamos al gato, así lo invadimos. Proyectamos sobre él sentimientos o cualidades intelectuales humanas que suponemos que puede tener, pero que las ciencias, la etología y la psicología, no han llegado a demostrar si las posee o no (1). Para comprenderlo lo antropoformizamos, lo convertimos a nuestra especie, es decir, invadimos su propia naturaleza para convertirlo a la nuestra.
Aun así, el gato es una especie muy próxima a nosotros. Compartimos el mismo medio ambiente, la misma base bioquímica, órganos sensoriales similares y muchas otras características fisiológicas, morfológicas e instintivas, que son las que nos hermanan. Sin embargo, lo invadimos para comprenderlo. Éste proceso no sólo se da del hombre hacia los animales, sino también entre nosotros.
¿Qué podría suceder cuando por primera vez nos encontráramos con una especie inteligente que tuviera otros sentidos, una organización social desconocida e inconcebible para nosotros, un lenguaje conceptualmente distinto, otra moral, otra ética, otra biología, otros instintos, otra psicología; es decir varelse (2), en términos de La voz de los muertos? ¿Y si esa especie también fuera de las que infesta el universo, y eso fuera alguna de las pocas cosas que ambas tuviéramos en común?
Card, en El juego de Ender y La voz de !os muertos, se enfrenta al problema minuciosamente, percatándose de que la comunión entre seres de características totalmente diferentes pasa forzosamente por el fenómeno de la infestación, entendida como un proceso de traslación de su naturaleza a la nuestra como seres humanos, a través de algún elemento mutuo que haga de puente intelectual, antes de lograr un cierto nivel de comprensión.
El juego de Ender plantea una trama simple, el adiestramiento de Ender como medio para destruir a los insectores. Dentro de éste argumento se muestra la idea que genera la totalidad de la obra: de qué manera, frente a la inevitable destrucción y como única posibilidad de supervivencia, la Reina Colmena se deja infestar por Ender, modificando a través del ansible las reglas del Juego de la Bebida del Gigante.
La Reina Colmena se deja invadir e invade a Ender (que no es consciente de ello) a través del concepto del amor, que es común a insectores y humanos, proyectándole la imagen de la hermana amada como única alternativa a la violencia estéril de Ender al jugar al Juego de la Bebida del Gigante. De este modo le prepara para comprender en la idea del amor fraterno (3), la única idea de amor que éste puede entender en un mundo que le entrena en la hostilidad.
Gracias a esa preparación, Ender no destruye el capullo de la Reina Colmena, sino que es capaz de entender y confiar en el amor que surge de la crisálida. Cuando la antropoformiza, explica a la Humanidad cómo eran los insectores escribiendo el libro La Reina Colmena, a través del cual los seres humanos pueden, a su vez, invadirlos y proyectar sobre ellos las cualidades propiamente humanas que los transformarán de varelse en ramen, otorgando formalmente a los insectores un rango equivalente al de los seres humanos; como consecuencia, Ender será conocido en adelante como "el genocida".
Ender comprende, porque capta a los insectores en su verdadera dimensión, y compadece en el sentido etimológico: padecer con. A continuación se convertirá de forma natural en el Portavoz de los Muertos, aquél que considera las cosas desde un nivel que le permite dudar de todas las razones teóricas, pero no de la justicia o la moral. Desde lo que filosóficamente podríamos llamar el plano del yo ético.
El juego de Ender es imprescindible para entender correctamente, en La voz de los muertos, el abismo que la Humanidad ha abierto entre cerdis y humanos.
Frente a la presencia de los cerdis, los seres humanos intentan corregir la equivocación cometida con los insectores, basando su actuación en la investigación pasiva; sólo está permitido recibir información, pero no intercambiarla.
La Humanidad no repara el error de fondo, la incomunicación, y sólo enmienda el de forma, la manera de actuar, aplicando una política de relación basada en las hipótesis derivadas de la observación. Se actúa con los cerdis de igual manera que con nuestro gato, con el agravante de que se ignora su propia inteligencia en cuanto que seres de diferente naturaleza.
Esta es la causa de la muerte de Pipo y de Libo. Incapaces de comprender, se encuentran ante la alternativa de matar o morir. Como sólo conocen a los cerdis a través de hipótesis basadas en el modelo de comportamiento humano y no a partir de su realidad, la ética de la investigación les impide concebir que el acceso a la tercera vida mediante un descuartizamiento (4) ritual sea un gran honor, tanto para el descuartizado como para el descuartizador, porque no han llegado a reconocer a los cerdis como entes dueños de sí mismos y de su moralidad, independientes, no necesitados de protección. Hasta la transgresión de las normas de relación, los cerdis han sido las mascotas de la Humanidad.
El libre diálogo permite la interpenetración, la mutua infestación de las naturalezas propias de humanos y cerdis. Finalmente se comprenden desde sus propias subjetividades; ya no se trata de la adhesión a las categorías de la Humanidad.
Esta idea de la infestación como proceso para llegar a la comprensión está continuamente presente en la ciencia ficción; sin ir más lejos Elia Barceló, en su cuento "La estrella" (5), muestra de forma clara y explícita el proceso de infestación al que me refiero. La personalidad Sadie, uno de los individuos que forma la entidad Estrella, invade las mentes de los humanos Boris y Ken para extraer de ellas las imágenes necesarias para intentar que comprendan.
Preguntan los humanos a la Estrella:
-¿Sois humanos? ¿Supervivientes del desastre?
-Somos la estrella -contestó Sadie.
-No entendemos -dijo Ken.
[Uno de los humanos]
Nos replegamos. Nos reunimos de nuevo buscando. Buscando cómo. Mostrar la estrella. La transformación. Sadie bucea en uno de ellos y encuentra imágenes, un paisaje, una luz, sonidos, olores. Cambiamos. Giramos.
Boris y Ken se encuentran de repente en un paisaje típicamente alpino: Un cielo azul profundo, como de cristal, donde ya aparecen las primeras estrellas, bosques perfumados, principios de la primavera, una brisa fresca y el rumor de un río cercano, un riachuelo claro de aguas rápidas y espumosas...

Cuando Boris se integra en el ser estrella, su consciencia es la que invade a las otras para poder comprender, e incluso les da una forma:
...Nuestros cuerpos son ahora como el de Nea [Boris renacido como elemento del ente Estrella] grandes, fuertes, lisos, de color blanco dorado. Ha construido cuerpos de hombres y mujeres. Vuelve la paz. Es una hermosa realidad, graba Tras en el cielo, un cielo verde con estrellas moradas. Nea se asusta un instante y pronto añade estelas de plata que se cruzan arriba...
En este cuento, una vez sumado Boris a la Estrella, no existen jerarquías y todos los seres que la componen viven en continua armonía gracias a la libre y permanente comunión entre ellos.
En La voz de los muertos también se evita el plantear una situación jerarquizada, y así los cerdis, los insectores y los humanos acceden a la misma categoría de seres inteligentes. Cada especie ocupa el mismo nivel, sin ningún rasgo moral que ponga a una por encima de otra. Es una muestra más del intento de escapar de la antigua herencia protagórica: el hombre como medida de todas las cosas.
Card, alrededor de las tramas simples de El juego de Ender y de La voz de los muertos, desarrolla el problema de 1a comunicación con fluidez, enfatizando los elementos que la hagan inteligible al lector atento. No es casual que el portavoz de los Muertos hablara de Marcâo; era preciso mostrar la diferencia entre juzgar desde las apariencias y desde el yo ético. Tampoco es ociosa 1a existencia de Jane, cuyo miedo a manifestarse expresa nuestro temor ante la posibilidad de perder el "status" autoadquirido de ser el único origen y final inteligente del Cosmos.
Éste es el valor intrínseco de la saga de Ender; mostrarnos que los seres humanos, gracias a nuestra naturaleza, somos capaces de efectuar un cambio de nivel intelectual que nos permite compartir con otros la inteligencia del universo y, simultáneamente, abandonar la idea de ser el centro inteligente del Cosmos.
Ender ha sufrido ése cambio de nivel intelectual que le permite pasar al yo ético desde el plano de lo puramente racional.
El cambio de plano intelectual es una experiencia personal e íntima, propiciada por ese choque, que todos hemos sentido alguna vez, que hace que la realidad conocida cobre una nueva dimensión que antes nos era absolutamente ignorada.
Del mismo modo que Ender lo experimentó y se le abrieron los ojos a esa dimensión ética de lo real que le diferencia del vecino indiscreto, que juzga anteponiendo el prejuicio, también lo podemos hacer el resto de nosotros para con lo que nos rodea; sólo es necesario que nos pongamos en la tarea.

Notas
(1) Evidentemente, podemos sentir que es así, pero no es lo mismo tener una íntima convicción que tener la certeza inequívoca. He escogido el ejemplo del gato porque no está considerado como un mamífero superior; sin embargo, estudios etológicos demuestran que los mamíferos superiores, los primates son capaces de aprender el lenguaje de signos y comunicarse con sus primos hermanos, los seres humanos.
(2) Recordemos la terminología de La voz de los muertos:
Varelse: incluye todos los animales, con los cuales no es posible la conversación.
Raman (s.)/Ramen (pl.): el extranjero que reconocemos como humano pero de otra especie.
Framling: el extranjero reconocido como humano perteneciente a otro mundo.
Utlänning: el extraño de otras tierras que reconocemos como humano de nuestro mundo.
(3) En vez de aplastar de nuevo a la serpiente hasta matarla, como en la partida anterior, Ender decide besarla en la boca. A continuación encuentra la imagen de su hermana Valentine, la única imagen del amor que conoce.
(4) Card eligió acertadamente la descuartización para realzar el sentido del sacrificio voluntario de Pipo y Libo como única alternativa al asesinato repugnante, imposible de realizar en personas a las que se ama.
(5) BEM nº 13, octubre 1991; copyright Elia Barceló, 1991.