COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN

(Comentario de Pedro Jorge Romero publicado en el volumen Bem 51, ediciones Interface, colección Bem, número 51, edición de 1996. Derechos de autor 1996, Pedro Jorge Romero)
A Rodolfo Martínez le gustan muchas cosas: los cómics de Superman, Borges, Stephen King... y también Sherlock Holmes. De hecho, al terminar de leer este libro, el lector está autorizado a pensar que la figura del gran detective más bien le obsesiona. Convertir la obsesiones en literatura puede tener consecuencias terribles (véase por ejemplo, la torpe e infantil referencia a La Cosa del Pantano al final de una novela espléndida como Tierra de Nadie: Jormungand). Podría pensarse por tanto que estamos frente a un pastiche más bien tonto. Gran error, porque lo que en otras situaciones son defectos de Rodolfo Martínez se convierten aquí en grandes virtudes, dando lugar a una narración ágil, interesantes y precisa. El resultado es una de las mejores narraciones que ha producido su autor.
La novela comienza adecuadamente con un juego muy en plan El nombre de la rosa. En la primera introducción (en un libro que realmente parece titularse La sabiduría de los muertos. Una aventura de Sherlock Holmes. Narrada por el doctor Watson. Traducida por Rodolfo Martínez) Rodolfo Martínez, convertido en personaje de su propio libro, nos cuenta como un amigo le hace llegar unos manuscritos inéditos del doctor Watson, su fascinación al leerlos y sus esfuerzos en traducirlos (advirtiéndonos además de la existencia de otros manuscritos por traducir). En la segunda traducción es el propio doctor Watson el que nos informa de sus razones para escribir la narración, impulsado por la aparición de un escritor de relatos pulp (al leer el adjetivo "sobreadjetivado" el lector sospecha inmediatamente quién podría ser el escritor en cuestión). A partir de ese punto nos adentramos directamente en el misterio, en el que personajes reales (como Arthur Conan Doyle) interaccionan con personajes de ficción.
Todo eso podría haber acabado en una pastiche más o menos adecuado si no fuese por el rigor con que Rodolfo Martínez ha creado la narración. En primer lugar, rigor al recrear el universo de Conan Doyle y en particular las narraciones de Sherlock Holmes. Y rigor también al hacer uso de la referencias, que van desde Alicia a través del espejo hasta el Sandman de Neil Gaiman. Nada sobra y nada falta; todo está perfectamente medido y encajado en la narración para que se convierta en parte integrante de la misma y cada elemento se apoya en los otros para conseguir un resultado que es mayor que la suma de sus partes. El resultado final no es sino un espléndida narración, especialmente porque Rodolfo Martínez ha sabido escribir con Sherlock Holmes una historia de Rodolfo Martínez.

(Comentario de Julián Díez publicado en el volumen Gigamesh 8, ediciones Alejo Cuervo, colección Gigamesh, número 8, edición de 1997. Derechos de autor 1997, Gigamesh)

Este defecto de Rodolfo (Nota de Términus-Trántor: "un producto localísimo, exclusivamente disfrutable en su plenitud por el reducido grupo humano compuesto por los aficionados a la ciencia ficción españoles que están al loro"] se mantiene en una obra mucho más acabada, La sabiduría de los muertos, una novela sherlockiana con la que consiguió un importante premio literario asturiano y que ha sido editada localmente con una difusión reducida. Como casi todo lo de Rodolfo, se trata de una obra amena, llevada con dinamismo y que, en este caso, añade una trama interesante.
La obra es un pastiche sólo comprensible íntegramente por los aficionados al fantástico, y creo que es mejor no especificar qué temática se cruza en el camino de los personajes de Conan Doyle para no estropear alguna posible sorpresa. Quizá por su ajustada longitud o tal vez porque los guiños sí son en esta ocasión hacia temáticas con las que simpatizo, lo que confirmaría que ese tipo de mecanismos no son buenos para dar solidez a una historia, he disfrutado bastante más esta obra. Mi más firme recomendación para esta novela, una de las realmente valiosas de los últimos tiempos en España pese a tocar el género solamente de refilón.