COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN

(Comentario de Editorial AEFCF publicado en el volumen Pórtico 8, ediciones AEFCF, colección Revista, número 8, edición de 1994. Derechos de autor 1994, Editorial AEFCF)
Siguiendo firmemente su política de publicar autores nacionales, Miraguano nos ofrece esta vez una novela de Elia Barceló. Originada en un cuento ambientado en una pequeña nave, donde Elia intentaba estudiar las reacciones del personaje central, sus procesos psicológicos en un ambiente cerrado, con una pequeña tripulación, compuesta sólo por hombres y con el consabido final sorpresa de un cuento, amplía algunas escenas, algunas descripciones, aumentando las páginas y convirtiéndose en la novela que ahora se edita. La contraportada dice de la obra:
La Tierra acaba de entrar en contacto con Xhroll, una especie humanoide al borde de la extinción. Los Xhroll son casi estériles, los humanos de una fertilidad inaudita. Las consecuencias de este contacto serán incalculables para las dos especies.
Consecuencias naturales es una metáfora extensa que, narrada en tono ligero, nos transporta entre malentendidos por una paisaje de roles sexuales, clichés lingüísticos, mentiras, verdades, machos y hembras, humanos y extraterrestre, en un texto divertido y ameno que nos hace mirarnos en un espejo invertido para reírnos de lo que vemos.
Elia Barceló, Premio Ignotus 91 de relato, Premio Internacional UPC 93 de novela corta de ciencia ficción, es profesora española en la Universidad de Innsbruck (Austria).

(Comentario de José Luis González Álvarez publicado en el volumen Bem 44, ediciones Interface, colección Bem, número 44, edición de 1995. Derechos de autor 1995, José Luis González Álvarez)
Quizá la consecuencia mas natural que sugiere esta obra es la de un texto ligero, un tanto desmañado en lo que se refiere al tratamiento de personajes y situaciones, que discurren a través de la obra en una sucesión de actos muy similares a los que los textos de un guión podrían ofrecer. Sobre esto, la propia autora da su explicación: es la consecuencia de ampliar un texto previo, sin mucho convencimiento en la historia por su parte y mucha insistencia por parte de quienes la instaban a ello. Afortunadamente, Elia Barceló sucumbió a esas instancias... Porque la novela en sí puede ofrecer otras muchas consecuencias, todas ellas bastante naturales (y, a veces, escalofriantes). Vamos a intentar interrogarnos ahora sobre eso.
Veamos... Nico, nuestro protagonista, vive como mecánico en una estación espacial de más de trescientas personas. Una estación espacial de un futuro indeterminado (a lo largo de todo el relato no encontraremos casi ningún detalle que ayude a la lectora y el lector a situar en el tiempo o el espacio el desarrollo de la acción. Elia Barceló dejó entrever en la pasada HispaCón que esta postura es intencionada. La falta de referencias locales debería dejar más espacio para concentrarse en lo que podía trasmitir la novela). Una nave de especie alienígena, de existencia apenas conocida (Se deben aplicar aquí los mismos comentarios de la nota anterior: De esa especie alienígena sólo conoceremos, a lo largo de la novela, su existencia y los comportamientos sociales mínimos necesarios para poder seguir -o casi- la trama de la historia. La intención sigue siendo la misma: ¿Porqué contar cosas accesorias que no vienen al caso?. Esta pregunta debe respondérsela cada lector individualmente), precisa la ayuda de esa estación para unas reparaciones. Esta situación clásica propicia lo que llamaríamos "un primer contacto", término que augura el descubrimiento en páginas posteriores, de una "nueva cultura", "nuevos paisajes" y "nuevas leyes físicas". Bien, pues no es así. Nada de "sentido de la maravilla" y sí una muy prosaica y humana relación entre sexos opuestos; en este caso, entre sexos y especies opuestas. Con la consecuencia natural anunciada en el título.
Nico se va a ver enfrentado a su propia antítesis de macho de una manera muy especial y muy humana. Y el análisis de ese enfrentamiento es lo que va a proponer a los lectores las claves para un verdadero disfrute de la novela. Disfrazado de ciencia ficción, vamos a tener que enfrentar un problema muy clásico de nuestra época, ya señalado arriba: Las relaciones entre personas de sexo femenino y personas de sexo masculino.
Es poco lo que se podría contar de la novela sin destripar por completo un par de situaciones sorpresivas puestas ahí, simplemente, por el buen oficio de la autora para conseguir la atmósfera adecuada, así que no hablaremos más del argumento, y nos perderemos en otras disquisiciones mas generales.
Nico no cumple tan siquiera el estereotipo de "machista" que todas y todos conocemos. Es simplemente un macarra barato de barrio, incapaz de cambiar a lo largo de toda la novela, entre otras cosas, porque no quiere hacerlo. Sus conceptos de mujer, femineidad, sexo, son un encefalograma plano, línea recta hacia su único objetivo, el de obtener el respeto de los demás en base al número de tías que se "calza". Nico vive en un entorno cerrado que marca sus propias pautas de igualdad; mujeres y hombres utilizan constantemente un vocabulario que quiere ser símbolo de esa igualdad, pero que lo único que hace es marcar las diferencias. Así, a lo largo de la obra, veremos más de una vez cómo los plurales son distinguidos entre femenino y masculino ("...Todas y todos, nosotras y nosotros, ciudadanas y ciudadanos del planeta Tierra, nos sentimos..."). El intento de concienciarnos sobre la necesidad de un léxico menos machista es bueno, es parte de las ideas a comunicar a través del relato. La solución propuesta es, literariamente hablando, pesada. ¿Quizá más adelante, en el futuro...?
Junto a Nico, se desarrollan otros dos personajes básicos: La capitana Charlie Fonseca, y el/la Xhroll Akkhaia. Fonseca nace en la obra quizá como la idea de mujer que pueda tener la autora, pero rápidamente toma entidad propia, y en el trasluz de sus apariciones nos va mostrando inconscientemente actitudes propias. Desprecia a Nico por lo que su historial dice que es, lo aprecia por su situación, con la que llega a identificarse sutilmente, lo vuelve a odiar cuando se ve unida emotivamente a la/el Xhroll y, finalmente, decide ignorarlo cuando se da cuenta que Nico no se entera de todos los procesos emotivos por los que ella ha pasado. Akkhaia es distinta/o, da más juego a la autora para la improvisación y el experimento. Su condición nada clara de bisexualismo la/le permite participar de los defectos de los dos sexos y ser el vehículo de la búsqueda de una solución al dilema. Esa solución no se da en la novela; Elia Barceló no la posee, sólo la busca, y permite que, con ella, nosotras y nosotros también (¿Se van cansando ya de tantos plurales distintivos?). Akkhaia aparece como una extraterrestre distante, fría y... hermosa. Poco a poco va ofreciéndonos trazos de su vida real: Descubriremos que tiene un amor secreto, casi al más puro estilo del drama sentimental; descubriremos que puede sublimar sus sentimientos en la solución ácida que determina un objetivo de raza, y aceptar esa disociación con una estolidez muy femenina; descubriremos que es capaz de engreimiento masculino cuando es capaz de implantar en un xhrea convirtiéndolo en un abba... (Xhrea, abba,... bueno, tienen que leer ustedes la novela. Estos nombres están sujetos a la interpretación de cada cual).
Todos estos personajes, y las situaciones que viven, recrean en el espacio el problema de una sociedad diferenciada tradicionalmente por el rol asignado a los dos sexos que la componen. Pero, graciosamente, tampoco es una recreación exhaustiva, minuciosa o pormenorizado. Leyendo la novela, podemos apreciar cómo hay muchas lagunas, muchas opciones sin cerrar. Es parte del juego: debemos ser nosotros quienes llenemos esas lagunas, los lectores. La autora, intencionada y descorazonadoramente, cierra la obra regresando al principio. Apenas se atreve a esbozar posibles salidas, y en todo caso, las coloca en el lado de los alienígenas, no en el lado de los seres humanos.
Consecuencias naturales no es, en absoluto, una obra cerrada. Quizá por eso pueda parecernos, en una primera lectura, algo inacabado, pero la historia tiene un principio y un final, un desarrollo. No tiene, ya lo comentamos, un relleno -apenas una ligera descripción de un paisaje ajardinado del planeta Xhroll, nada de naves, estaciones ni estancias-, pero eso es intencionado. Y Elia Barceló ya ha insistido en otras narraciones sobre el tema que plantea en la novela, por lo que hemos de suponer que seguirá haciéndolo en sucesivos relatos. Su interés por las relaciones humanas, por la intensidad y sentido de las mismas, queda manifiesto. No deja de ser el juego que todo autor mantiene con sus propias creaciones, juego de fantasmas y emociones, de ideas y contradicciones que, en suma, es de lo que nos nutrimos los lectores.